jueves, agosto 10, 2006

COLONIALIDAD DEL SABER Y SU IMPACTO

COLONIALIDAD DEL SABER Y SU IMPACTO EN LOS PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN, CIENCIA, TECNOLOGÍA Y POSGRADOS QUE REQUIEREN EL APOYO DEL CONACYT.
XX CONGRESO NACIONAL DE POSGRADO.
Octubre 16 y 17 2006 México D.F.

Lorenzo Ismael Vargas Sánchez

“América Latina sigue siendo hoy un tema para sus artistas e intelectuales, pero además (y eso es quizá lo más importante) se ha constituido en un problema. Problema para quines lo abordan y para quienes lo eluden; para quienes lo afirman y para quienes lo niegan; para quienes lo asumen desde su entraña misma y para quienes lo examinan desde lejos; aunque el catalejo sea parisiense, londinense o romano, la mirada sigue siendo inevitablemente latinoamericana...” Mario Benedetti (1982; 32)

La formación de recursos propios en ciencia y tecnología que posibiliten la solución de problemas en las áreas que son consideradas prioritarias y estratégicas para nuestros pueblos es una tarea ardua que requiere de inicio una apertura de mirada que sea inevitablemente latinoamericana, aunque, parafraseando a Mario Benedetti, los recursos se formen en París, Londres, Italia o cualquier otra parte del mundo, sin eludir, claro está, el compromiso de nuestros Institutos y Universidades que tienen la carga principal. Ver hacia el viejo continente o hacia los Estados Unidos como modelo y aprender de sus avances está muy bien, pero el enfoque teórico, las visiones, los métodos, los temas y la problemática son distintos, diversos y de una naturaleza y significación propias.
El primer reto para la construcción del conocimiento propio es romper los “parámetros civilizatorios del razonamiento”, de lo dado y por tanto inmutable, del estar ahí como sujeto cristalizado o mimetizadado. Esto implica, saber diferenciar política y éticamente, lo que es información de lo que es pensar críticamente esa información. El pensar critico es un proceso complejo de construcción de otro conocimiento, es el conocimiento otro sobre la realidad. Es plantearse el reto de enseñar a pensar y aprender a aprehender. Es decir, posesionarse del conocimiento, asumirlo como un compromiso en donde constantemente se cuestiona, no solo la teoría, sino también la realidad presente.
El planteamiento pedagógico desde esta perspectiva implica “darse cuenta” y “dar cuenta”. La conciencia es una acción de optar, elegir y operar en consecuencia. Actuar en congruencia con el momento histórico que nos toca vivir; el conocimiento se nos rebela como un arma de cambio necesario, como la construcción de estrategias y reposicionamientos desde visiones criticas que permitan falsear los conocimientos que consideramos teorías acabadas. Por lo tanto, el desafío no solamente es la formación de esa conciencia crítica, sino también la construcción de un conocimiento histórico que nos permita hacer, construir o intervenir en la realidad aplastante que se nos presenta como única.
En la construcción del conocimiento, asumiendo qué se observa, desde dónde, cómo se observa y lo más importante, el “límite” hasta donde ha llegado el conocimiento, que hace que se piense en la categoría de ese espacio relacional, o interfases, donde se enfrenta el “yo” con el “otro yo”, esto es una relación de experiencia entre contrarios y de significados discordantes o en crisis y conflicto, donde se excluye uno al otro porque no hay una codificación de lo simbólico construido desde la comprensión de la exterioridad, de la otredad, o de la exclusión social.
La diferencia de conocimiento parte de los significados discordantes en crisis o conflicto que se explica a través del proceso de integración capitalista, de manera particular es el pensamiento judeo-cristiano que se presenta como hegemónico y como única forma de construcción de conocimiento, entre el imperialismo europeo de corte anglo sajón y el imperialismo asiático hay diferencias específicas, pero también particularidades compartidas, las que no vamos a entrar a detallar, pero si tenemos la obligación de subrayar que es a partir de esta división que deviene el concepto de hemisferio oriental y occidental, entonces, para nosotros esta es otra diferencia, que permite entender cómo es la reorganización del orden mundial, que se acentúa, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo se divide en países del Este y Occidente, a partir de ideologías y formas de pensamiento enfrentados (capitalismo y socialismo) como modelos de pensamiento hegemónicos, la especificidad de este enfrentamiento no termina con la caída del Muro de Berlín en 1989.
A partir del 11 de septiembre de 2001, dando un salto importante que se revela como una nueva década perdida para América Latina, pero de consolidación del modelo neoliberal que se presenta con fin de la historia, la derecha de occidente discute el problema de la reorganización estratégica del mundo, ponen en la mesa de debate las diferencias de occidente con respecto al mundo árabe y se llega a la conclusión de que no hay un punto de referencia, que las similitudes son pocas y las diferencias son abismales tanto ideológicas como culturales, además, los países árabes tienen el agravante desde la visión hegemónica occidental, de ser pueblos donde el “terrorismo” puede ser un factor de desequilibrio, para las ambiciones neoimperialistas de los ocho países desarrollados, ya que aquellos "han acumulado conocimientos científicos que les permite utilizar armas de destrucción masiva" (bacteriológicas y nucleares), esto para el guardián de occidente es inadmisible y con pruebas evidentemente falsas se lanza a la recomposición geográfica del mundo musulmán.
Como estos hechos se dan en su forma política, con graves consecuencias sociales y de pérdida de vidas inocentes, pocos nos damos cuenta que estos hechos se inscriben también dentro de lo que se conoce como geopolítica del conocimiento que se inscribe en múltiples formas que dan sentido propio a la colonialidad. Los estudiosos del tema Anibal Quijano, Walter Mignolo y Eduardo Lander, entre otros, identifican tres tipos de esta forma hegemónica de dominio neocolonial:
La colonialidad del poder permite la clasificación racial, sobre la base de los procesos de trabajo y la división internacional del trabajo; la colonialidad del saber (o los distintos saberes instituidos) los tradicionales y los nuevos que se convierten en objeto de estudio. La colonialidad del saber desprestigió todas las “otras” formas de pensamiento “otro”, diferentes al pensamiento imperial; el pensar en contra, a partir de “otros” fenómenos y “0tras” realidades. Finalmente la categoría de la colonialidad del ser, tiene efectos perniciosos ya que crea una visión en el colonizado acentuando su falta de capacidad intelectual y su inferioridad racial frente a todo lo que implica el mundo occidental aceptando acriticamente todo lo proveniente incluso sus modas, sus costumbres y su cultura, en este sentido todos los pueblos colonizados son occidentalizados por vía de la violencia, el saber y la cultura.
Otro de los efectos es, que lo que se dice, es la totalidad del mundo, esto es, no hay afuera del imperio capitalista; pero sí hay un afuera, que no queremos reconocer, lo que pasa es que el conocimiento se estructura a partir de la universal exclusión y la muy particular inclusión que engloba el poder, el saber y el ser, dentro y solo sí, es del mundo occidental y capitalista. Esto hace que nos veamos imposibilitados para verlo fuera de los márgenes (o límites) que ha establecido el propio mundo capitalista (ver la relación en el siguiente esquema) que establece su propia diferencia colonial:




La economía de reciprocidad está rearticulada a través de la economía del mercado y del trabajo, pero el saber y la posibilidad de pensar no se colonizó totalmente porque pertenece a una historia y memoria colectiva de aquellos que se resistieron o bien se opusieron al proceso, entonces el papel de dominio, que adoptaron los españoles, portugueses, italianos, franceses, ingleses y alemanes, en todo lo que constituye su historia y filosofía y ciencia, se dirigió a negarla, a no reconocerla, esto es a excluir ese saber otro que provenía de otros pueblos y otras culturas, y es aquí donde el acto de nombrar y poder nombrar cobra un sentido de embalaje de ese poder. Así por ejemplo, las plantas nativas útiles para la salud y los alimentos, fueron renombradas en latín, un idioma diferente a la tierra de origen de la planta, se aprovecho todo el conocimiento ancestral de sus propiedades y se negó el reconocimiento de su aportación al universo del conocimiento occidental. Lo mismo sucedió con las tierras y pueblos conquistados, se les asignó un nombre occidental aunque en algunos casos conservó su nombre de origen. Así tenemos que el acto de nombrar, a partir de un conocimiento o descubrimiento, que se traduce en conquista, también es un acto de poder dominación y poder sometimiento.
Otro ejemplo que proviene de las ciencias sociales es el concepto de subalternidad de Gramsci, que no se puede aplicar estrictamente a las condiciones específicas de América Latina, porque para los latinoamericanos sería más específico hablar de subalternidad colonial (esta es una categoría que se desprende del pensamiento contemporáneo y que es utilizada por Walter Mignolo).
Otros elementos que hemos asumido como propios, como por ejemplo, el de democracia, se utilizan para establecer un sólo y específico orden, cuando sabemos que hay diversos ordenes y el fenómeno es entrópico, para entender esto en su particularidad y especificidad podríamos preguntarnos ¿cómo interpretan el concepto de democracia los indígenas Zapatistas de Chiapas, esto es, cómo lo toman y lo ejercitan? así podemos encontrar que efectivamente existe otra práctica y otra democracia que se sustenta en el principio de “mandar obedeciendo”, es decir el mando o bien el que ocupa un cargo de representatividad ante la comunidad, tiene que obedecer y responder a los intereses que le dio la propia comunidad, además de que no hay pago por el servicio, más que aquél que le da el reconocimiento y el prestigio ante los demás, ante la propia comunidad a la que sirve.
Los Zapatistas al contrario de lo que se define tradicionalmente como democracia, establecen que la sociedad se manda mientras sus dirigentes obedezcan, este planteamiento representa un gran cambio en la concepción y en el saber, ya que desarticula a Platón, Aristóteles, Maquiavelo, Montesquieu, Hobbes y Locke. La palabra “democracia” vino de occidente, por lo tanto, la asimilación de este concepto permite incorporarle muchos sentidos cuando se tiende a implantar en otros pueblos, significados y visiones. Debe entonces, utilizarse como conector que permite articular voluntades políticas distintas y específicas. La especificidad histórica es lo que hace que tradiciones o modelos probados sean refutados, en el campo de lo social, cuando se tratan de aplicar como únicos, como verdad absoluta o como formas hegemónicas de dominio/sometimiento. Luego entonces, la democracia tiene que ser pensada como un conector, de una visión dominante, este concepto, utilizado como categoría de análisis, puede aplicarse para explicar los intereses justificadores de la guerra de Estados Unidos contra Irak, luego de los atentados del 11 de septiembre, pero lo que interesa es el concepto y como las sociedades que llamamos tradicionales, arcaicas o totalitarias se apropian de este concepto y lo hacen suyo. El simple hecho de convocar a elecciones y aplicar el modelo no garantiza el fin de la guerra y mucho menos la instauración de un régimen democrático.
La colonialidad del saber opera sobre los procesos culturales y es condición necesaria en la constitución de las subjetividades. La colonialidad del saber o desculturización facilita que las formas del pensamiento se simplifiquen por la visión dominante, es decir, nos auto colonializamos, nos despojamos de nuestra capacidad de ser, la transculturización y aculturación sirven para los fines de los intereses dominantes que se nos presentan como hegemónicos.
Por este motivo se requiere pensar desde la exterioridad colonial, esto es, construir un conocimiento social desde el afuera a lo que se considera validó de forma universal, ya que el actual conocimiento es construido por el adentro, a través de un proceso de universal inclusión, donde las historias particulares de los pueblos son referidas a los valores occidentales dominantes y esto no es así de sencillo, al menos desde el punto de vista histórico social.
Para abordar este problema debemos plantear las siguientes estrategias. Ver el pensamiento generado por Europa, ya que no es posible evitar la tradición del pensamiento europeo y realizar una ruptura espacial con respecto a dicho pensamiento que posibilite el conocimiento otro, el de la alteridad, el de nuestros pueblos y regiones.
Para entender este proceso debemos reconocer que los movimientos de resistencia populares e indígenas en América Latina son proyectos de descolonización intelectual, para lograr esto proponemos:
1) Pensemos como intelectuales en los movimientos sociales paralelos y contemporáneos
2) Contribuir a que las ideas sean entendidas en los círculos donde nos movemos.
Por ejemplo: el zapatismo aporto grandes cosas, pero para la epistemología alcanzo dos logros fundamentales:
Una revolución teórica
Una revolución ética.
La cuestión de la universalidad del pensamiento también esta implicada con la dependencia, por lo tanto, debemos cuestionarnos ¿tiene sentido que las relaciones de dependencia se sigan rearticulando el sentido del ser y los conocimientos que desarrollamos?
De lo que se trata es ver como la intelectualidad, los científicos y los inmigrantes que vienen a América Latina asumen la realidad y la lucha de los pueblos, en el caso de México, por ejemplo, tenemos a Francisco Javier Mina, durante la Guerra de Independencia; el Batallón de San Blas integrado por irlandeses, que se oponían a los planes anexionistas Norteamericanos, durante la dictadura de Santa Ana y recientemente, los obreros canadienses y americanos expulsados de México por encabezar el desfile del primero de mayo de 2002, o José Saramago y el propio Immanuel Wallerstein; en los campos de la literatura y las ciencias sociales respectivamente que ven una América Latina con potencialidad para transformarse y trastocar la hegemonía imperial. Otros ejemplos, requerirían un mayor espacio, lo anterior es con el fin de resaltar el concepto de ruptura espacial epistémica, que permite ubicar el lugar de existencia y debate junto con los movimientos sociales existentes, el proceso de construcción del conocimiento científico y, por lo tanto, hacia donde deberían dirigirse los posgrados y la formación de recursos de alto nivel, acorde a las exigencias que requiere nuestro país. No remplaza la modernidad impuesta por neoliberalismo y el post modernismo producto de la dependencia estructural, ni remplaza el método científico, más bien parte de la complejidad y de problematizar científicamente la realidad Latinoamericana.
Los posgrados tendrán como finalidad desarrollar epistémicamente una “doble crítica” (categoría utilizada por Mignolo). ¿Dónde funciona esta categoría de pensamiento?:
a) Funciona como crítica a una tendencia hegemónica que se ha impuesto para el desarrollo científico en América Latina.
b) Funciona sobre la creencia generalizada e institucionalizada de que los fundamentos del saber están en la tradición europea.
c) Y opera como oposición al radicalismo de la verdad absoluta, que es totalmente opuesta a la construcción científica y a la tradición científica que opera refutando los paradigmas científicos.
Para realizar la doble crítica, por ejemplo se tendría que refutar la metáfora del fin de la historia y la eternidad del sistema capitalista y la concepción del sistema mundo moderno, sustentada en los grandes avances tecnológicos/militares, que operan como formas de control de las diferencias coloniales.
A su vez tendríamos que hacer una crítica a la idea de una América Latina donde se enfatiza la excepcionalismo latinoamericano.
La identidad nacional desde donde se genera una política de control social, basada en los justificantes de “seguridad nacional” y “seguridad pública” (política externa y política interna respectivamente).
Las tareas para el desarrollo de un pensamiento epistémico latinoamericano serían, a nuestro entender, a partir de reconocer los siguientes elementos:
a) La conciencia de lo real subjetiva ha sido construida como objetividad, por quienes tienen el poder para institucionalizarla como verdad y totalidad.
b) La “universal inclusión” ideológica genera violencia contra todos aquellos que no encajan en el proceso hegemónico que se asume como realidad y verdad última, lo que a la vez produce una “universal exclusión”, de los pobres, de los marginados, de los desposeídos, de los indígenas, de las razas y de sus culturas;
c) La estructura desigual del sistema de poder y de producción, sirven de base para la creación y aplicación selectiva, o bien, para los abusos de poder de las instituciones y aparatos del Estado, bajo la subordinación del quehacer científico a criterios eficientistas y de productividad que no tienen ninguna correspondencia con la realidad.
Por lo tanto, al cuestionar la realidad, observamos una crisis en los posgrados originada por un discurso subjetivo y preconstruido, que se ha sobre puesto a la realidad, que tiene implicaciones y referentes inmediatos en las administración, la estructura de las universidades, instituciones, centros y unidades que se dedican al desarrollo y formación de recursos de alto nivel.

Conclusiones

La influencia de la cultura occidental ha sido determinante en los modos y formas de nuestro pensar y actuar, y en el desarrollo científico y tecnológico. En América Latina, la recuperación del conocimiento debe ir en dos sentidos, el primero orientado a la critica a las teorías implantadas por la occidentalidad, para entender nuestra condición histórica a partir de la especificidad de nuestras realidades y segundo extraer de esa específica condición nuevas visiones de pensamiento que den cuenta de nuestros sentidos, saber y quehacer cotidiano.
América Latina siempre será un tema para la reflexión-acción, sin embargo, la construcción de un problema tiene determinadas exigencias de teorización, lo que permite una razón articulada de lo que debo hacer, para ello, es indispensable una lectura cuidadosa y categorial de los textos científicos, reconocer las categorías en un proceso histórico concreto, hacer una búsqueda personal y ver cómo se construye el argumento.
Lo epistemológico no se restringe al proyecto de investigación como tema, debe haber una exigencia de problematización de la realidad que de cuenta de cómo se enuncia y cómo se describe, lo que nos permite dirigir nuestra mirada al presente potencial y plantear una perspectiva de futuro, esta es la tarea y el reto a la que se enfrenta la formación de científicos. La exigencia de problematizar la realidad que observo, el modo de razonar, la forma de hacer y los ángulos que asumo en la explicación de la realidad parten de la articulación y construcción de nuevas categorías científicas.
Sobre la base de este supuesto se hace un recorte histórico, se debate la idea de universalidad de sentidos y la diferencia colonial a partir de las categorías de colonialidad del poder, colonialidad del saber y colonialidad del ser; con el fin de establecer el papel de los intelectuales en la generación de un pensamiento propio latinoamericano, en la construcción de ese pensamiento “otro”; finalmente, tendríamos que debatir la crisis de los posgrados reconociendo que ciertos criterios como los de productividad y eficiencia no son ni los más adecuados ni los únicos para establecerlos adoptarlos como fundamentos de una supuesta normatividad.


Lorenzo Ismael Vargas Sánchez



Sección de Estudios de Posgrado e Investigación, ESIA Tecamachalco Edo. de México Agosto 2006.

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