miércoles, noviembre 14, 2007

EL COLECTIVO LOS ÁNGELES


El colectivo Los Ángeles los invita a la audición que darán Lorudes Zuno y Lorenzo Vargas en el jardin (plaza central) de la Colonia Satélite, en Cuernavaca Morelos, México. a las 18 horas del día 14 de noviembre de 2007 ¡Los esperamos, no faltes! ¡Por los presos políticos de San Salvador Atenco, Oaxaca y los Hermanos Cereso! Por los presos y desaparecidos políticos del país, para ellos no un kilo de ayuda, sino toda una vida de lucha!

miércoles, noviembre 07, 2007

A DIEZ AÑOS DE ACTEAL

REPORTAJE /A diez años de Acteal
La Jornada 5, 6 y 7 de noviembre de 2007
Ninguno de los encarcelados ha sido sentenciado como paramilitar
El origen: múltiples episodios de un plan contrainsurgente
Hermann Bellinghausen /I

El pasado 1º de noviembre, mujeres de la organización Las Abejas rezaban por los muertos de la masacre de Actea Foto: Moysés Zúñiga Santiago
Acteal marcó la historia y la imagen de México ante el mundo de manera indeleble. La masacre no fue un hecho aislado. Antes y después de aquel 22 de diciembre, en el Chiapas indígena se han sucedido ataques directos de paramilitares, tropas regulares o policías contra comunidades y familias bases de apoyo zapatistas, así como de otras organizaciones fuera del espectro gubernamental. Muertes, quema de casas, despojos de cultivos y tierras, desplazamientos, agresiones fratricidas.
Como hizo desde el 1º de enero de 1994 al ocurrir el levantamiento zapatista, La Jornada cubrió puntualmente los hechos violentos que se fueron sumando en diversas regiones y municipios: Sabanilla, Tila, El Bosque, Ocosingo, Chilón, Pantelhó, Chenalhó. Corresponsales, enviados, fotógrafos, incluso analistas desde el lugar de los hechos fueron con frecuencia testigos de decenas de episodios en apariencia aislados que trazaban la ruta de una estrategia de contrainsurgencia y potencial guerra civil.
Al mismo tiempo, decenas de reporteros y articulistas documentaban los ires y venires desde el centro político. Las declaraciones y acciones del gobierno federal, el Congreso, los empresarios, la Iglesia católica. Y también la sociedad civil, los organismos de derechos humanos, la academia. Por lo demás, La Jornada continuaba con el seguimiento del movimiento zapatista.
Alzamiento indígena
En las páginas de este diario se fue registrando un proceso social, político y cultural que con la masacre de Acteal enfrentaría un terrible baño de sangre. Y por donde más dolía: entre hermanos de pueblo. Lo que en 1994 había sido una declaración de guerra y un alzamiento indígena contra el gobierno del país se fue convirtiendo en una “guerra civil” permitida, propiciada, construida, forzada incluso por instancias gubernamentales. Antes de ella, las comunidades rebeldes y las oficialistas convivían en paz. La rebelión de unos no era contra los otros.
Hubo lugares donde la confrontación inducida “prendió”. Con programas sociales, educativos y productivos, con adoctrinamiento y control de la “población leal” al gobierno y al Ejército Mexicano. Primero en el territorio chol de la zona norte, donde la organización priísta Paz y Justicia intensificó desde 1995 una ofensiva contra la población zapatista y la “sociedad civil” de variable filiación perredista. Costaría decenas de muertes, incontables emboscadas, saqueos, violaciones, miles de desplazados. Primero Sabanilla, Tila y Tumbalá. Luego Chilón. A partir de 1997 se expandió a Chenalhó.
Aún duele decirlo, pero la matanza de Acteal pudo evitarse. Las señales eran abundantes y se hicieron públicas de múltiples maneras. Como escribió aquí Fernando Benítez el 27 de diciembre de 1997: “¿Qué más decir, si han sido inútiles los numerosos artículos que he escrito en defensa de los indios, así como los de mis colegas de La Jornada y de muchos otros periódicos? Parecen inútiles las palabras”.
Hay que recordar que en los días posteriores a la masacre se realizaron protestas y actos multitudinarios en más de 100 países, la mayor manifestación global hasta entonces, antes de las grandes movilizaciones internacionales contra la globalización y la guerra imperial. Se demandaba justicia al gobierno mexicano, y un alto a la guerra de baja intensidad, que oficialmente no existía. De hecho, nunca ha “existido”. Como jamás existieron oficialmente grupos paramilitares. Ni entonces ni ahora. No obstante, han pisado la cárcel con diversa fortuna miembros y dirigentes de Paz y Justicia, los Chinchulines, el “grupo de autodefensa” de Chenalhó, y más recientemente la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic).
Todos tienen en común ser priístas o de partidos afines, y vinculados in situ con el Ejército, pero ninguno ha sido sentenciado como paramilitar. Sólo los procesados por los hechos de Acteal pagan cárcel por participar en acciones armadas contra otros indígenas. Y esto, porque llegaron demasiado lejos y fueron capturados casi con las manos en la masa. El escándalo mundial fue inmenso, alguien tenía que pagar. Como siempre que las cosas se le complicaban al gobierno, alguien serviría de fusible. Acteal “costó” mucho: un secretario de Gobernación, un comisionado para la paz del gobierno federal, un gobernador y sus colaboradores; fueron procesados un general retirado (director de la policía auxiliar y coordinador de asesores de Seguridad Pública del estado), algunos mandos policiacos y decenas de indígenas “autoarmados”. Allí se cortaba la correa de transmisión. Antes de irse, el titular de Gobernación, Emilio Chuayffet, alcanzó a remachar: “No se puede culpar al gobierno, ni siquiera por omisión”. El Ejecutivo y el PRI se deslindaron, condenaron enérgicamente la violencia, abrieron (y cerraron) investigaciones, y siguieron tan campantes.
Vayamos un poco más atrás. Desde 1995 el gobierno de Ernesto Zedillo fue extendiendo en la entonces llamada “zona de conflicto” el fenómeno de la paramilitarización de comunidades, simétrica a la masiva ocupación militar decretada el 8 de febrero de ese año, cuando el gobierno salió a la caza de la comandancia zapatista, lanzó una ofensiva de tropas en la selva Lacandona, la zona norte y los Altos, y prácticamente ocupó las comunidades.
Con ello, el Ejecutivo quebrantaba su palabra, una oferta de diálogo hecha al EZLN poco antes de la ofensiva, mediante el secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma, y la subsecretaria Beatriz Paredes. Ese encuentro abortado quiso funcionar como carnada para capturar a la comandancia rebelde. Desde entonces, los zapatistas llaman a aquello “la traición de Zedillo”. No sería la única. Otra más cancelaría las negociaciones de paz (que no se han vuelto a concretar) al incumplir los acuerdos de San Andrés, firmados en febrero de 1996 por los representantes del gobierno federal y directamente aprobados por el secretario Chuayffet. Su antecesor Moctezuma había dejado el cargo un año atrás, a raíz de su “negociación” desfondada por el propio presidente.
Se fueron sucediendo episodios diversos, algunos de envergadura. Los gobernadores priístas de Chiapas caían uno tras otro, antes y después de las elecciones de 1995, oficialmente “ganadas” por el candidato del PRI, Eduardo Robledo Rincón, en un ambiente de fraude e imposición. El presunto perdedor, Amado Avendaño, tras sobrevivir a un atentado que lo dejó en silla de ruedas varios meses, se convirtió en “gobernador en rebeldía” con el apoyo del PRD, las organizaciones independientes, la sociedad civil y el EZLN. Robledo dejaría el cargo en pocas semanas, y lo sustituyó Julio César Ruiz Ferro, ex funcionario federal que desconocía por completo la entidad. Su mandato, que culminó abruptamente con la matanza de Acteal, fue pasivo y obediente a una política trazada desde arriba.
El verdadero “gobierno” de Chiapas lo ejercía el Ejército; la administración ruizferrista colaboraba o dejaba hacer. Como jefe militar en la zona de conflicto fungía desde 1995 el general Mario Renán Castillo Fernández, quien así llegó a ser un “jefe de ejércitos”, algo que hasta entonces sólo podía ser el secretario de Defensa Nacional, a la sazón el general Enrique Cervantes Aguirre. Remplazado por el general José Gómez Salazar, Renán Castillo dejaría el cargo el 16 de noviembre de 1997, a sólo cinco semanas de Acteal. Durante su periodo se larvó y auspició una estrategia deliberada, basada en los manuales de contrainsurgencia del Pentágono y el propio Ejército, para “quitar el agua” al “pez revolucionario”, adaptando procedimientos probados en Vietnam y Guatemala.
Mes y medio antes de la tragedia, los investigadores Andrés Aubry y Angélica Inda recapitulaban: “La colaboración de los políticos con la ‘guerra irregular’, mexicanización semántica del conflicto de baja intensidad, hace resurgir ante nuestros ojos un nuevo actor, el paramilitar”.
Aubry e Inda señalaban (La Jornada del Campo, 29 de octubre de 1997): “A partir de 1995 se probó en la zona norte (chol) de Chiapas, que ha sido el laboratorio donde se ensayó con la desorganizada organización campesina llamada Paz y Justicia, que no sirve para una cosa ni la otra. Luego, afinado el modelo, se extendió a la zona tzeltal con Los Chinchulines. Escurrió después a la zona tzotzil, Chenalhó y su paraje Los Chorros, su escenario actual sin haber cobrado (¿o revelado?) su nombre”. No tendría tiempo de revelarlo.
Camino del abismo
¿Cuándo empieza el “camino” que desembocó en el abismo de Acteal? Pudo ser aquel 8 de febrero de 1995. O el 19 de agosto de 1996, con el asesinato de seis jóvenes de Chenalhó en las simas de Chixiltón, “hecho aislado” que la prensa local atribuyó a “brujería”, y que marcaría el debut de la violencia antizapatista en el municipio tzotzil. O bien el 22 de mayo de 1997, cuando miembros del PRI quemaron nueve casas de familias zapatistas en Las Limas Chitamucum, Pantelhó, muy cerca de Chenalhó. Según informaba La Jornada (23 de mayo), “85 indígenas tuvieron que huir”. ¿O fijamos el principio al día siguiente, 24 de mayo, cuando el profesor Cristóbal Pérez Medio, representante del municipio autónomo, fue asesinado por priístas armados en Unión Yaxjemel mientras se dirigía a negociar con ellos la liberación de los primeros zapatistas rehenes? El clásico “maten al mensajero”. El gobierno nunca investigó. El cráneo y el cuerpo del maestro aparecerían por separado cuatro meses después, cuando la suerte de Chenalhó estaba echada.

REPORTAJE /A diez años de acteal
En Chenalhó, los primeros hechos que derivaron en el baño de sangre
La negativa al diálogo garantizó la vía paramilitar
Hermann Bellinghausen /II

Integrantes del grupo de Las Abejas durante uno de los actos para recordar a las víctimas de Acteal, el pasado jueves Foto: Moysés Zúñiga Santiago
En mayo de 1997 emergen en Chenalhó los primeros acontecimientos, larvados desde meses atrás, que concluirían siete meses después en la hondonada de Acteal con la ejecución de 45 personas pacíficas e inermes, mujeres y niños la mayoría.
El hecho más grave ese mes fue el asesinato de Cristóbal Pérez Medio, el día 24 en Unión Yaxjemel, cuando un grupo de priístas emboscó a una comisión del municipio autónomo de Polhó que se dirigía a negociar la liberación de tres campesinos zapatistas capturados y encarcelados en Yaxjemel. Mientras los responsables de la balacera minimizaron los hechos e insistieron débilmente en que los zapatistas pretendieron agredirlos, el concejo autónomo manifestó que el día 18 fueron “detenidos” tres bases zapatistas por negarse a “pagar” 75 pesos para una presunta brecha que ellos no aprobaban: “Los amenazaron que si no cooperaban los iban a ‘despachar’, y ellos dijeron que no, aunque los mataran no iban a cooperar porque la brecha sólo beneficiaba a los transportistas” (La Jornada, 25 de mayo).
Liberados y vueltos a apresar
Los tres indígenas pasaron dos días presos, fueron liberados por gestión del concejo de Polhó, y 48 horas después, tras reunirse priístas de siete comunidades en Yaxjemel, donde eran minoría, los volvieron a aprehender. “A dos los metieron en un horno y otro estaba amarrado a un poste”. Los autónomos demandaron su liberación al presidente municipal oficial sustituto de Chenalhó, Jacinto Arias Cruz, del PRI.
El 24 salió de la cabecera municipal autónoma una comisión de 16 personas para tal encuentro; la encabezaba el profesor Pérez Medio. Cuando llegaron a Yaxjemel, “la comunidad estaba rodeada por unos 500 del PRI y los recibieron a balazos”. Pérez Medio fue capturado al momento y ejecutado allí mismo, pero su cuerpo desapareció y a partir de entonces los priístas negarían sistemáticamente el hecho. Dos autónomos más resultaron heridos, Fidencio Guzmán Arias y José Pérez Arias.
Ocupada la comunidad por los priístas armados, unas 350 personas tuvieron que abandonar sus viviendas. El concejo de Polhó declaró al día siguiente: “La persecución se ha extendido, también compañeros de Yabteclum, Puebla y Naranjatic Alto salieron de sus parajes porque no quieren enfrentarse entre hermanos”. Desde entonces arreciaría el fenómeno de los desplazados en Chenalhó. Al principio fueron de todos los grupos involucrados, pronto serían sólo zapatistas y miembros de Las Abejas. Llegarían a ser más de 10 mil; miles siguen fuera de sus poblados 10 años después.
La autoridad municipal autónoma acusó al edil Arias Cruz de “provocar a los zapatistas porque dice que los va a acabar. Él fue quien les dio las armas a los del PRI, e incluso los compañeros dicen que los que los emboscaron eran policías de Seguridad Pública (SP) vestidos de civil”.
Dos días después, el corresponsal de La Jornada fue a Yaxjemel y encontró “una comunidad fantasma” en manos de la minoría priísta, cuyos miembros aseguraron ser ellos los agredidos (La Jornada, 28 de mayo), lo que nunca se pudo demostrar. Un simpatizante del gobierno en la vecina comunidad de Yibeljoj mencionó: “Mis compañeros del PRI me dijeron que hay tres o cuatro muertos de los ‘contrarios’ (zapatistas), tirados allí en el monte, pero nadie los ha visto. Mis compañeros vieron que los ‘contrarios’ iban por la montaña el sábado al mediodía, y como al acercarse tuvieron miedo que los atacaran, pues les dispararon y allí se armó la balacera” (que vino de un solo lado: nunca se probó lo contrario).
Dos kilómetros más adelante, en la colonia Puebla, los reporteros encontraron unos 2 mil priístas de Yaxjemel y Poconichim, refugiados “en espera de que el gobierno estatal envíe a la SP para que los defienda”. La noche del 26 la SP había entrado a Puebla y rescatado al zapatista Antonio Pérez Pérez, detenido por negarse a cooperar con los priístas para el mismo camino que atizó el problema de Yaxjemel (proyecto personal del alcalde priísta, originario de Puebla y cacique del transporte). Los refugiados priístas negaron haber visto “contrarios” muertos, mientras ellos no tuvieron ni siquiera heridos. El gobierno del estado negó los hechos.
El consejo autónomo sostuvo que el ataque había sido ocasionado por los priístas para justificar la entrada de la policía y el Ejército Mexicano, “con el fin de ir ganando terreno y cercar más a los zapatistas para que se rindan”. Ya se habían producido agresiones contra rebeldes y simpatizantes en Yabteclum, Puebla, Chimix y especialmente en Las Limas Chitamucum, en el vecino municipio de Pantelhó, pero por los mismos grupos del PRI y el llamado Partido del Frente Cardenista; éstos, después de repetidas amenazas, el 22 de mayo dispararon contra la población, quemaron nueve casas, expulsaron a 85 personas y capturaron a Alberto Gutiérrez Núñez y Mateo Hernández Sánchez, quienes participaban en el municipio autónomo (La Jornada, 23 de mayo).
El concejo autónomo de Polhó denunció el día 27 que los priístas de Yaxjemel amenazaban a los 534 zapatistas desplazados “con no dejarlos regresar” al poblado. El día 28 el concejo expresó su disposición a negociar con los priístas, pero también exigió “que apararezca Cristóbal Pérez Medio”. Ese día estaba anunciada una visita del agente del Ministerio Público (MP) a Yaxjemel “para verificar si realmente hubo un muerto” (La Jornada, 29 de mayo), pero no llegó. En cambio, 70 policías se apostaron en Puebla para “proteger a los refugiados priístas” que los habían mandado llamar.
Esto aumentó los temores de los autónomos, quienes previeron nuevos ataques “ahora que la policía ya los está protegiendo” (a los priístas), mientras éstos señalaban: “La situación está más tranquila porque nos sentimos más seguros”. Por entonces arreció la persecución contra zapatistas en Yabteclum, Chimix, Poconichim, Naranjatic Alto. Desde la colonia Los Chorros (bastión oficialista, cardenista y priísta) y el ejido Puebla comenzaron a difundirse las amenazas contra los autónomos.
Mesas de diálogo
La Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), compuesta por diputados y senadores federales, convocó a una “reunión urgente” por la “preocupante” intensificación de la violencia en Chiapas y el hecho de que no se instalaron unas mesas de diálogo anunciadas por el gobierno federal mediante el comisionado de paz, Pedro Joaquín Coldwell. El diputado perredista César Chávez, miembro de la Cocopa, expuso la alarma de los legisladores por la creciente violencia en Chenalhó, sumada a la afincada de tiempo atrás en Sabanilla, Tila y El Bosque. Chávez señaló la “respuesta negativa” del gobernador Julio César Ruiz Ferro, al impedir la instalación de las mesas anunciadas el 14 de mayo con bombo y platillo por Coldwell, comisionado del presidente Ernesto Zedillo (La Jornada, 28 de mayo).
La secretaría de Gobierno chiapaneca, mediante su delegado, Rogelio Contreras, informó el 28 de mayo que el día 31 se reunirían las partes en Yabteclum. Los priístas condicionaron que el encuentro fuera en Yaxjemel, en poder los priístas armados, mientras el concejo de Polhó aceptaba la propuesta de Yabteclum, el poblado “viejo”, entonces neutral, donde residía la autoridad tradicional de los ancianos de Chenalhó. Los priístas se negaron.
El día 28, el agente de MP Manuel Valdez había visitado Yaxjemel finalmente, para buscar el cuerpo de Pérez Medio. También fue a Naranjatic y entrevistó a los familiares del desaparecido, quienes le confirmaron que no lo habían vuelto a ver desde que acudió a la fallida negociación. Los zapatistas siempre sostuvieron que estaba muerto y los priístas lo negaron sistemáticamente. Los restos no aparecerían hasta septiembre en Poconichim.
Elementos reveladores
El día 30, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC) reveló elementos para explicar tanto la escalada de los priístas como su reticencia a dialogar con los autónomos (La Jornada, 31 de mayo). Por lo demás, tal actitud la sostendrían los oficialistas hasta la última tentativa de diálogo, el 19 de diciembre de ese año, cuando la masacre de Acteal se puso en marcha para consumarse tres días después.
Mariano Arias, vocero de los priístas, desmintió las acusaciones: “Los ‘contrarios’ andan diciendo que en los alimentos que nos manda el presidente municipal (para los desplazados en Puebla) vienen las armas, pero ésos son argumentos falsos” (La Jornada, 1º de junio).
De acuerdo con nuevas evidencias (La Jornada, 31 de mayo), el CDHFBC ubicaba el origen de los hechos de Yaxjemel en un incidente ocurrido el 12 de mayo, cuando trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad llegaron al barrio de Petum Pale para cortar la energía a las familias autónomas en resistencia. Éstas se opusieron, y “decomisaron” material de la paraestatal. Luego los priístas golpearon al dueño de la casa donde se encontraba el material, que fueron a entregar al alcalde Arias Cruz. Éste, “en agradecimiento, les dio varios cartones de cerveza”.
Durante la “celebración”, afirmó el CDHFBC, el alcalde dijo a sus correligionarios “que tenían que organizarse para otras acciones, y les pidió que juntaran todas las armas disponibles”. El día 18 detuvieron a tres zapatistas en Yaxjemel; el 21 sitiaron a cuatro familias zapatistas de Puebla durante dos días; el 23 detuvieron allí a 29 familias más “que se negaban a aliarse con los priístas”, y el 24 asesinaron y desaparecieron a Cristóbal Pérez Medio.
Mayo concluyó sin ninguna negociación. En adelante, diferir, abortar e impedir las negociaciones entre oficialistas y autónomos sería la marca de fábrica de los gobiernos estatal y municipal priístas. La vía paramilitar quedó garantizada.
(Fe de erratas: En la entrega de ayer se mencionan las elecciones “de 1995” para elegir gobernador de Chiapas. Debió decir 1994.)

REPORTAJE /A diez años de Acteal
Chenalhó, laboratorio de una estrategia amplia de contrainsurgencia
En dos años se dispuso en zona chol una “guerra” dentro de la guerra

Hermann Bellinghausen /III

Momento de comulgar durante la misa del jueves pasado por los muertos de Acteal Foto: Moysés Zúñiga Santiago
Para la relación de los hechos que sacudieron a Chenalhó la segunda mitad de 1997 es necesario recordar su contexto. Chenalhó se había convertido en un laboratorio más de una estrategia amplia de contrainsurgencia, en un territorio en guerra que abarca la tercera parte de Chiapas e involucra a casi todos los indígenas de la entidad. La militarización era (y sigue siendo) abrumadora.
Iniciada en 1995, durante los dos años siguientes se organizó y activó en la zona chol de Chiapas una “guerra” dentro de la guerra, con la expansión paramilitar de la organización priísta Paz y Justicia. En 1997, mientras Chenalhó entraba en su propia espiral contrainsurgente, los asesinatos, desplazamientos y despojos proseguían en la zona norte. Ambos casos, en territorios cercados por el Ejército Mexicano y un importante despliegue policiaco.
Éxodo y saqueos
El 14 de marzo de 1997, la comunidad San Pedro Nixtalucum, municipio de El Bosque, colindante con Chenalhó, fue atacada por la policía y el Ejército, quienes mataron a cuatro indígenas zapatistas y causaron el éxodo de más de 80 familias. La policía había disparado en El Vergel, por tierra y desde un helicóptero (matrícula XC-BGC), sobre la población civil. Después saquearon Nixtalucum. Durante dos meses, los tzotziles zapatistas permanecieron desplazados, mientras las policías federal y estatal y el Ejército, posicionados dentro y en torno a esa comunidad, “convivían” con los priístas del lugar, quienes dejaron de trabajar el campo, se adueñaron del poblado, sembraron mariguana (según se comprobó después) y recibieron adoctrinamiento y adiestramiento militar.
Igual sucedía en Sabanilla y Tila, y sucedería pronto, de manera brutal, en Chenalhó. Algún día habrá que explicar por qué en unas partes funcionó la formación de grupos paramilitares y en otros, como El Bosque, no. Por ello, cuando el gobierno decidió atacar el municipio autónomo San Juan de la Libertad en 1998, serían directamente tropas federales y policías.
El 17 de mayo de 1997, una marcha de 4 mil civiles zapatistas acompañó el retorno de los desplazados a Nixtalucum, y pareció cerrarse ese capítulo (La Jornada, 18 de mayo). Al otro día arrancó la agresión contra zapatistas en Yaxjemel. En las semanas siguientes se revelará otro grupo paramilitar en Ocosingo y Oxchuc, el Movimiento Revolucionario Indígena Antizapatista (MIRA), cuya existencia jamás fue admitida por las autoridades y en buena medida fue un fracaso.
En algún momento imposible de fechar, durante la primavera de 1997, las comunidades identificadas como “priístas” o “cardenistas” (en referencia al Partido del Frente Cardenista que por entonces existía, sin relación con el cardenismo histórico y menos aún con el de Cuahutémoc Cárdenas, quien ese mismo año ganaría las elecciones para gobernar la capital del país), comenzaron a llamar “el contrario” y “los contrarios” a las familias y comunidades que se habían unido al municipio autónomo de Polhó, como bases de apoyo del EZLN o miembros de organizaciones civiles más o menos perredistas, cuando su partido era de oposición en un estado controlado hasta 1994 por numerosos cacicazgos, indígenas o mestizos según la región, pero siempre priístas.
El “contrario” en muchos pueblos del país es el “demonio”. El giro idiomático, inusual en Chenalhó, al parecer fue inducido por quienes aplicaron la estrategia contrainsurgente, y representa una de las primeras adaptaciones locales de los preceptos de la guerra de baja intensidad: ahondar las diferencias, demonizar al otro, deshumanizarlo. Así es más fácil dañarlo.
Las informaciones de la época, incluso en los medios oficialistas, nunca fundamentaron convincentemente que los conflictos en Chenalhó, que se fueron sumando y complicando, se originaban en agresiones de “los contrarios” (zapatistas) contra los oficialistas. Las “emboscadas” de los primeros apenas se pudieron probar; los verdaderos enfrentamientos, que no fueron la regla, se debieron a ataques de paramilitares y respuesta defensiva de los zapatistas; los desplazamientos de familias del PRI y cardenistas obedecían al temor a ser agredidos, mientras los zapatistas, perredistas y Abejas eran perseguidos y tiroteados, sus casas quemadas y sus propiedades robadas o destruidas.
El argumento de que los zapatistas “despojaban” a los oficialistas de sus tierras no se sostiene ante la evidencia, entonces y hasta la fecha, de que ellos fueron los verdaderos despojados en las comunidades de donde salieron. Los desplazados priístas y cardenistas retornarían en poco tiempo, escoltados y protegidos por la policía, y ya no debieron desplazarse. La versión de que éstos se organizaron para “autodefenderse”, propalada entre otros por la Procuraduría General de la República (PGR) en su libro blanco (1998), fue una construcción posterior, que buscaba “explicar” la matanza de Acteal y los múltiples episodios previos, aportando versiones que durante 1997 nadie se molestó en demostrar. La táctica de los grupos armados, y de los gobiernos municipal, estatal y federal, había sido “negar todo”, sin insistir en demostrar las versiones de su lado. Les bastaba con desdeñar, acusar y difamar a “los contrarios”, a los defensores de derechos humanos y los periodistas independientes. Su “verdad” comenzó a preocuparles después del terrible desenlace, que los confrontó con la responsabilidad penal.
Violencia administrada
El verano de 1997 se anuncia con declaraciones del gobernador Ruiz Ferro minimizando el tema chol como “conflicto entre dos grupos de siete ejidos” (La Jornada, 2 de junio), mientras el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, acusaba: “Todo apunta a concluir que la violencia en la zona norte es ‘administrada’ por las fuerzas de seguridad pública”. Las autoridades consideraban “religioso” el conflicto, y culpaban a la diócesis católica. Ruiz García insitía en el carácter “político” de aquella violencia. Para Chenalhó también se intentarían explicaciones “religiosas”, sobre todo después de Acteal; hoy sólo los abogados de los paramilitares presos actúan con ese enfoque.
El 2 de junio se suspendió por segunda ocasión el diálogo entre los municipios autónomos de Polhó y el oficial de Chenalhó, pues los representantes del segundo no se presentaron en Yabteclum, donde era la cita. Inesperadamente, el día 3 se encontraron al fin las partes en esa comunidad. Avanzaban en un “acercamiento” y convenían respeto mutuo y libertad de tránsito, cuando irrumpió en un helicóptero el subsecretario de Gobierno Uriel Jarquín; su presencia no había sido acordada y abortó la reunión (La Jornada, 4 de junio).
El día 5, las autoridades autónomas del vecino municipio de San Andrés denunciaron: “Ha aumentado la presión militar en los Altos. Hacen diario patrullajes desde hace 10 días” (La Jornada, 6 de julio), así como vuelos rasantes. Relataron: “Entran en los pueblos, se entrenan dentro de los pueblos”, y aseguraron que las tropas adiestraban a los priístas. “Recibimos información de que ya hay guardias blancas en los Altos. Ya tienen radios para comunicarse entre ellos.”
Poco después ocurrió un incidente a 400 metros de Acteal, que aún no tenía campamentos de desplazados. El día 9, la Subprocuraduría de Justicia del estado informó de una “emboscada” a un camión de Seguridad Pública, “atacado por zapatistas”. Según pobladores de Pechiquil, hubo una detonación y entre 70 y 100 balazos. El municipio autónomo de Polhó dijo que los policías dispararon bombas y tiros “sin haber ningún problema” (La Jornada, 10 de junio). Diez indígenas fueron golpeados a culatazos, dos fueron detenidos por la policía y luego arrojados del camión al camino. Ese día, unos 200 desplazados de Yaxjemel, miembros de Las Abejas y refugiados en Yibeljoj, se disponían a retornar a sus casas. La “emboscada” los disuadió.
Provocación para la militarización
Al día siguiente, los pobladores de Acteal negaron la “emboscada” y afirmaron que la acción “fue premeditada para provocar más conflictos y justificar la militarización de nuestros parajes” (La Jornada, 11 de junio). Los pobladores y desplazados en Polhó, a pocos kilómetros, “ya querían huirse por el miedo”, dijo Javier Ruiz Hernández, secretario del concejo autónomo. En un boletín, la Coordinación de Comunicación Social del gobierno de Chiapas reiteró que los policías fueron “agredidos por desconocidos”, con saldo de dos agentes lesionados. “Los desconocidos arrojaron botellas con gasolina y mecha”, decía el boletín, contradiciendo a la subprocuraduría de Justicia que la víspera aseveró que los presuntos atacantes habían disparado. Según la gente de Acteal, la versión oficial era “falsa”, pues “los mismos policías tronaron bombas y tiraron balazos para amedrentarnos”.
Un día después, el ayuntamiento oficial de Chenalhó se reunió en Pantelhó con el gobernador Ruiz Ferro y el secretario de Desarrollo Social, Carlos Rojas Gutiérrez (La Jornada, 12 de junio). El juez Antonio Pérez Arias, vocero del municipio oficial, insistió en que el gobierno enviara más policías a las comunidades, y pidió la intervención de las comisiones Nacional de Intermediación (Conai) y de Concordia y Pacificación (Cocopa). En tanto, el municipio autónomo denunció que en Yabteclum, unos 50 priístas armados agredieron la casa de Rosa Gutiérrez “y se llevaron a uno de sus hijos a la cabecera municipal”.
En las semanas siguientes, la primera petición del ayuntamiento oficial sería satisfecha: en las comunidades y caminos de Chenalhó, cientos de policías instalaron campamentos que devendrían permanentes, escudarían el retorno de los priístas y frentecardenistas desplazados y el inmediato despojo de las casas y cafetales de los ausentes zapatistas, perredistas y Abejas. Así aparece un nuevo actor visible en las comunidades de Chenalhó en poder de priístas: la policía.


REPORTAJE / A diez años de Acteal
La marcha de los 1,111 frenó algo la violencia; faltaba agosto
En 97, la contrainsurgencia abortó la paz en Chenalhó

Hermann Bellinghausen / IV

Las actividades de contrainsurgencia en Chenalhó se incrementaron a mediados de 1997. Fue el preludio de la matanza de 45 tzotziles en Acteal, en diciembre del mismo año Foto: Carlos Cisneros
A mediados de junio de 1997 Chenalhó ya es un escenario de activa contrainsurgencia. La asignación de recursos oficiales, que fluyen en abundancia, está detonando conflictos comunitarios. Como en otras comunidades, en Saclum y Matzeclum se amenaza con expulsar a las familias de los dos municipios autónomos que abarcan Chenalhó: Polhó y Magdalenas La Paz.
En la cabecera de San Pedro Chenalhó, un priísta de nombre Mariano (pidió omitir su apellido), poblador de Saclum, declaró: “Nos dijeron que iban a repartir el dinero, con la condición de que lo solicitaran todos de la comunidad. Les dijimos que los zapatistas no iban a aceptar, y nos repitieron que ‘todos’. Entonces preguntamos que qué hacíamos si no aceptaban, y nos dijeron ‘pues córranlos, o los obligan’” (La Jornada, 14 de junio*).
“Tenemos diferencias, sí, pero llevamos tres años viviendo desde que comenzó el problema de los zapatistas y sólo ahora, con la obligación para un programa del gobierno, nos obligan a pelear”, agregaba el hombre de Saclum, comunidad ubicada al oeste del municipio, en el extremo opuesto de la zona donde finalmente “prendió” la paramilitarización y en cuyo corazón geográfico se encuentra Acteal. El edil Jacinto Arias Cruz había solicitado, en nombre de “todo el municipio”, la presencia de la policía. Mariano advirtió a La Jornada que al menos en Saclum no era así. “No queremos más problemas entre hermanos”.
Aquí no pasa nada
Ese día estuvo en Chenalhó el senador priísta Sami David en un acto proselitista (pues se avecinaban elecciones de diputados federales), en un ambiente de “aquí no pasa nada”. Poco antes, el secretario de Desarrollo Social, Carlos Rojas, de gira por Chiapas, había asegurado que la inversión social no se orientaba a la contrainsurgencia. También visitó la entidad, por segunda vez en 15 días, el secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre (13 y 14 de junio).
En ese momento ya se calculaba en mil 200 el número mínimo de desplazados zapatistas y simpatizantes (sólo de Yaxjemel y Yabteclum eran 534 y 527, respectivamente). En Polhó, el consejo autónomo recordaba que antes, en Chenalhó, cuando había conflictos, “en vez de encender el fuego” lo aplacaban negociando (16 de junio). Las cosas cambiaron desde un año atrás, cuando renunció el alcalde oficial Manuel Arias Pérez y lo sustituyó su secretario Jacinto Arias Cruz. Ahora, éste “es el que desbarata, insiste en que haya enfrentamiento”.
La caída del edil electo se debió al primer crimen contra zapatistas, cuando la noche del 19 al 20 de agosto de 1996 una turba de priístas ebrios “capturó” a seis jóvenes zapatistas en una posada de la cabecera municipal, los linchó y arrojó sus cuerpos en la sima de Chixiltón. Hubo tres detenidos por los asesinatos, que salieron libres tiempo después. También por entonces renunció, “por motivos personales”, el secretario estatal de Atención a los Pueblos Indios, el conocido escritor pedrano Jacinto Arias Pérez (homónimo del nuevo alcalde priísta y primo del anterior). Estaba inconforme con lo que pasaba y prefirió hacer mutis (Suplemento Masiosare, 28 de diciembre). Algo estaba pasando en San Pedro Chenalhó. El grupo oficialista dominante era desplazado por gente nueva, más agresiva y desarraigada (como documentarían más adelante Andrés Aubry y Angélica Inda en La Jornada).
En Yabteclum se saqueaban las casas de los desplazados zapatistas. El consejo de Polhó refirió el caso de Felipe Gómez Gómez, priísta, quien en vez de participar en un ataque contra simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) “se quedó dormido” en su casa. “Les dio coraje a los del PRI que no obedeciera. Lo fueron allanar la casa del muchacho y lo llevaron preso a Chenalhó. Y (eso que) es uno de ellos” (17 de junio). Las explicaciones oficiales del conflicto por “fundamentalismo religioso” disfrazaban la realidad; se trataba de un nuevo fundamentalismo ejercido con el presupuesto.
Presiones contra Las Abejas
En tanto, Las Abejas denunciaron que los priístas los “presionaban” para votar por el partido oficial. En diversas reuniones pretendían obligarlos “a sacar sus credenciales” y volver al PRI. Yabteclum, el “pueblo viejo” del municipio, punto de encuentro entre autónomos y priístas, fue devorado por la marea contrainsurgente tras ser expulsado medio millar de zapatistas (18 de junio).
La militarización crecía en Ocosingo y Altamirano, con la llegada de 3 mil soldados más (19 de junio) y la “guerra” del grupo paramilitar Paz y Justicia escalaba nuevamente en Tila y Sabanilla; en Emiliano Zapata y Shushupá, entre los días 22 y 24 fueron asesinados ocho simpatizantes zapatistas, y heridos muchos más, luego de que Juan López Jiménez, dirigente de Paz y Justicia, fue asesinado en Pasijá el día 15 (24, 26 y 27 de junio). Los simpatizantes del EZLN se encontraban sitiados por Paz y Justicia en 14 comunidades de Tila y Sabanilla y era inminente una nueva oleada de desplazados.
El día 26 el gobierno oficial de Chenalhó detuvo en Yabteclum a los simpatizantes zapatistas Fidencio Ruiz y Ernesto Gómez, responsabilizándolos de la desaparición de Manuel Takiumut, un mes atrás. La aprehensión fue mientras se efectuaba allí mismo una reunión más de acercamiento entre autónomos y priístas. “Estaban a punto de llegar a un acuerdo para que más de mil desplazados pudieran retornar” cuando se dio la captura (27 de junio) y se interrumpió el diálogo. Una vez más.
Protesta por falta de créditos
Un día después, la sociedad cooperativa de productores de Bajxulum envió una carta al gobierno federal anunciando que en 21 comunidades de Chenalhó sus socios no votarían el 6 de julio, “y menos por el PRI”, pues los productores no habían recibido los créditos ofrecidos y presumían que “alguien cobró” por ellos millón y medio de pesos. Argumentaron “falsas promesas, engaños y mentiras” (28 de junio). Versiones posteriores indicarían que ese dinero se destinó a la compra de armas.
El EZLN anunció, a su vez, que las comunidades rebeldes no votarían en protesta por la militarización, “el ambiente de guerra promovido por el gobierno y el incumplimiento de los acuerdos de San Andrés”. El subcomandante Marcos escribió en un comunicado: “¿Con qué cara exigirles (a las comunidades) que voten si ni siquiera viven en condiciones normales? ¿Se les puede pedir que aparenten una normalidad ciudadana un día y regresen al terror cotidiano el resto del año?” (3 de julio).
En tanto, representantes de comunidades zapatistas de Chenalhó y San Andrés (dentro del municipio autónomo Magalenas La Paz) exigieron cancelar la formación de grupos paramilitares y el retiro del Ejército federal. Indígenas de las comunidades Atzamilhó, Saclum, Xux’chen, San Pedro Cotzinam y Aldama aseguraron que priístas armados “están planeando y uniendo sus fuerzas para provocar enfrentamientos” (2 de julio).
Rebeldía y abstencionismo
La víspera de las elecciones marcharon en San Andrés 2 mil zapatistas anunciando que impedirían los comicios. Realizaron un acto contra el gobernador Julio César Ruiz Ferro “por mantener una amplia campaña de desprestigio contra el EZLN” y “distorsionar” la información para enfrentar a los pueblos (6 de julio). Los desplazados de Tila, Sabanilla y Tumbalá tampoco estaban en condiciones de sufragar.
El domingo 6 de julio, las elecciones federales en Chiapas registraron el mayor abstencionismo del país; no votó 65 por ciento y unas 600 casillas no fueron instaladas. Hubo quema o retiro de urnas en Chenalhó, San Andrés, Tenejapa, El Bosque, Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas, Amatenango del Valle y Pantelhó, y en muchos otros municipios indígenas faltaron casillas y, sobre todo, votantes. En la zona norte, Paz y Justicia “controló” las elecciones para que sólo participaran los priístas. En Yabteclum (Chenalhó) fueron expulsados los observadores de Alianza Cívica, y “sólo votaron los del PRI” (7 de julio).
Agresión inminente
Poco después, el presidente municipal autónomo de San Andrés, Juan López González, alertó sobre una posible agresión de policías y grupos paramilitares cuyo centro de operaciones era Santiago el Pinar (10 de julio). En los caminos de los Altos se veían pintas como: “Somos Máscara Roja, si nos quieres conocer nos vemos en el infierno” y “Ya no estamos engañados, estamos para salir”.
Al otro día, la policía de Seguridad Pública detuvo en Santiago el Pinar, donde había un campamento del Ejército federal, a siete priístas armados (cuatro de ellos menores de edad) con pistolas 3.80 y 38 especial, así como cartuchos para AK-47 (cuerno de chivo) y otros calibres. Los detenidos participaban en un bloqueo carretero con otras 40 personas (11 de julio). Esto confirmaba las reiteradas acusaciones de la existencia de grupos civiles armados en San Andrés y Chenalhó, pero no tuvo ningún efecto.
Ante la situación en Chiapas, el EZLN inició una estrategia hacia fuera, para llamar la atención del país y del mundo de lo que sucedía en las comunidades. Las protestas a escala local eran ignoradas. El 21 de julio se levantó un plantón frente al palacio de gobierno en Tuxtla Gutiérrez, donde unos 300 representantes de los desplazados de la zona norte habían permanecido ¡87 días! demandando inútilmente al gobernador Ruiz Ferro el cese de la violencia para que los desplazados pudieran retornar a sus comunidades.
El EZLN anunció que del 25 de julio al 3 de agosto dos delegados suyos asistirían al segundo Encuentro Intercontinental (Intergaláctico) en cinco localidades del Estado español. En agosto, los rebeldes anunciaron una marcha de mil 111 bases zapatistas a la ciudad de México para septiembre, mientras otros dos delegados indígenas viajarían a Venecia y Roma. Estas iniciativas civiles frenarían pasajeramente la violencia paramilitar, la cual recrudecería brutalmente en la segunda mitad de septiembre. Pero aún faltaban los relámpagos de agosto.
* Todas las fechas entre paréntesis corresponden a la publicación de las citas en La Jornada

REPORTAJE / A diez años de Acteal
“Retiro” de campamentos y agresiones contra zapatistas
La “estrategia” oficial que desembocó en desastre

El 22 de septiembre ocurrió un hecho que serviría a la PGR y a autores oficiosos como explicación de la matanza que ocurriría tres meses después en Acteal: “un conflicto intercomunitario” por la “disputa de un banco de arena” en Majomut, barrio de Polhó
Hermann Bellinghausen / V

El 30 de diciembre de 1997 se llevó a cabo el sepelio del bebé Pedro Arias Pérez, quien nació en Chimix y sólo tenía 27 días de haber nacido cuando sus padres se vieron obligados a desplazarse a Acteal, debido a las acciones de contrainsurgencia que desarrollaban en la zona grupos paramilitares Foto: Carlos Cisneros
En agosto de 1997, de manera inesperada, el Ejército federal hizo cambios significativos en los territorios indígenas de Chiapas. Pareció un retiro. Los medios informaron de una “reducción de tropas y desmantelamiento de campamentos en tres regiones”, y el relevo de “unos 5 mil militares de Ocosingo, Las Margaritas y Altamirano” (La Jornada, 18 de agosto)*. “Previo al tercer Informe de gobierno del presidente Ernesto Zedillo y en una acción sin precedente desde 1994, el Ejército destruye sus propios asentamientos y retira tropas de siete campamentos en los Altos, la zona norte y la selva”, prosigue la información. El gobierno federal abrió también los frentes económico y diplomático para divulgar que en Chiapas había paz, atención a los pueblos y respeto a los derechos humanos.
El presidente municipal autónomo de San Andrés, Juan López González, se mostró sorprendido y optimista: “¿Nos quiere decir el gobierno que quiere regresar a los diálogos de paz?” Antes de 24 horas, el general Mario Renán Castillo Fernández, comandante de la séptima Región Militar, ofreció la respuesta al informar que el Ejército “puso en marcha un reajuste en su dispositivo militar, pero de ninguna manera significa el retiro de tropas” (19 de agosto).
En San Andrés, las posiciones en San Cayetano, Jolnachoj y Santiago El Pinar, retiradas la víspera, sí “fueron removidas”, según el general, pues “salían sobrando”. Ello, no obstante que las dos primeras rodeaban Oventic y la tercera estaba cerca de Chenalhó, donde la violencia paramilitar y el problema de los desplazados se agudizaban.
Desde la séptima Región Militar, en Tuxtla Gutiérrez, el general Castillo Fernández comandaba decenas de miles de soldados que ocupaban los Altos, la selva y la zona norte. Además, tenía bajo su mando 12 grupos de la Fuerza de Tarea Arcoris, creados a raíz del levantamiento zapatista, “un equipo único en todo el país” (11 de agosto). Como única era considerada la concentración de tropas en esa circunscripción.
Rechazo a la militarización
El 22 de agosto, el EZLN reitera que, “en demanda del cumplimiento de los acuerdos de San Andrés y en contra de la militarización de las zonas indígenas, marchará a la ciudad de México con mil 111 pueblos zapatistas”. El 23, en lo que parece un cambio de planes, el Ejército intenta restablecerse en San Cayetano, donde había destruido sus instalaciones. El 24 se suscita una confrontación entre indígenas sin armas y unos 250 soldados. “Centímetros dividen a los efectivos del Ejército –entre ellos tropas de elite transportadas en helicóptero– y los zapatistas desarmados, que repudiaban a gritos su presencia; los calificaban de ‘asesinos, defensores del mal gobierno’, tocaban sus armas y les palmeaban la quijada con una expresión retadora: ‘soldadito’” (25 de agosto).
“La tensión aumentó cuando arribaron cuatro helicópteros que transportaban fuerzas de elite con fusiles de asalto R-15”. Un tzotzil espetaba a un soldado “visiblemente nervioso”, con un “dispárame de una vez”. La protesta se extendió hasta las bases militares de Puerto Caté y San Andrés. El Ejército había decidido “recuperar las tres estratégicas posiciones contrainsurgentes –San Cayetano, Jolnachoj y Santiago El Pinar–, que quemó y abandonó el pasado 12 de agosto”, añade la nota. Eventualmente, el Ejército se reinstaló allí, y sólo la base de Jolnachoj sería retirada tres años después.
El primero de septiembre de 1997, el presidente Zedillo rinde su tercer Informe, con una tumultuosa danza de cifras y cuentas alegres que no le dejan espacio para mencionar el conflicto de Chiapas. Su silencio fue considerado “preocupante” por el diputado perredista Gilberto López y Rivas (2 de septiembre). El dirigente nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador, señaló que “fue una omisión deliberada”, pues era un tema “obligado a tratar ante el Congreso de la Unión”. Hasta el Partido Verde Ecologista se extrañó: “es una gran omisión, que confirma el poco interés que tiene el Presidente en la solución del problema” (4 de septiembre).
El 9 de septiembre, delegados de los mil 111 pueblos zapatistas salen de San Cristóbal de las Casas rumbo a la ciudad de México, que estrena como jefe de Gobierno a Cuauhtémoc Cárdenas, triunfador en las elecciones de julio. La conflictividad de Chenalhó entra en un relativo impasse. En las comunidades dominadas por los paramilitares sube la presión contra zapatistas y simpatizantes, y hasta contra priístas que no aceptan agredirlos.
Al paso de la marcha por Oaxaca, el “compañero Isaac” lee un mensaje del EZLN: “Desde que está el Ejército dentro de nuestros pueblos estamos en la inseguridad, porque ellos entrenan y protegen guardias blancas que han sido causa de enfrentamientos y están dejando viudas, huérfanos, encarcelados y desaparecidos” (11 de septiembre).
Mientras los zapatistas prosiguen su marcha a la capital del país, se suceden declaraciones de la clase política. El dirigente del Partido Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa, se declara “respetuoso del derecho de expresión pública” de los rebeldes, pero “no podemos darles la bienvenida mientras no dejen las armas y la clandestinidad” (12 de septiembre). El dirigente del blanquiazul rechazó “las autonomías indígenas superiores (sic) a los municipios y los estados”, y deploró la actuación del gobierno zedillista frente al conflicto de Chiapas. El incumplimiento de las “legítimas demandas de los pueblos indígenas” los ha mantenido “en el atraso, la marginación y la miseria”.
El día 13, la marcha zapatista llega al Zócalo capitalino y es recibida por una multitud entusiasta. El secretario de la Defensa Nacional “saluda” la marcha y el presidente Zedillo se pronuncia por el diálogo “y no la vía de las armas” (14 de septiembre).
Agresión en Los Chorros
Tras 11 días de marcha, los mil 111 zapatistas regresaron y fueron festejados en San Cristóbal de las Casas por miles de bases de apoyo del EZLN el 19 de septiembre. Ese mismo día, los priístas de Los Chorros queman 60 casas y 150 personas se refugian en Naranjatic Alto. En Los Chorros quedan “detenidos” seis miembros de Las Abejas (20 de septiembre).
El concejo autónomo de Polhó denunció que los priístas armados amenazaban con atacar Naranjatic y Yibeljoj “para acabar con esos cabrones” (los desplazados). Portando “armas de grueso calibre” hicieron disparos en las inmediaciones de Yibeljoj “para atemorizar a nuestros compañeros”. Así, de golpe, volvía la violencia a Chenalhó.
La disputa por el banco de arena
El día 22 sucede el hecho que después de la masacre de Acteal serviría a la Procuraduría General de la República y a autores oficiosos como “explicación” de la matanza que ocurriría tres meses después: un “conflicto intercomunitario”, la “disputa por un banco de arena” en Majomut, barrio de Polhó. Un grupo de Los Chorros, comunidad ubicada a unos 10 kilómetros, se ostentaba como propietario del banco de arena desde dos años atrás, cuando el gobierno lo “compró” y dio a los priístas (23 de septiembre). La historia de esa disputa data de los años ochenta.
Los zapatistas, considerando la mina dentro del municipio autónomo (de hecho, en terrenos de la cabecera autónoma de Polhó), desde abril habían comenzado a extraer grava. Ese 22 de septiembre pierden la vida Joaquín Vázquez Pérez y Mariano Vázquez Hernández, de Los Chorros, parte de un grupo de unos 30 priístas armados que llegaron el día 21 a preparar el arribo de un destacamento de policía. También murieron dos zapatistas: Agustín Luna Gómez (quien había participado en la marcha de los mil 111) y Antonio Pérez Castro. “Las represalias contra simpatizantes del EZLN comenzaron esa misma tarde” cuando la policía detuvo y golpeó a Vicente Ruiz “porque no portaba credencial del PRI”.
Representantes de 12 municipios zapatistas denunciaron que los ataques eran “la respuesta del gobierno a la marcha”. Mientras los priístas los acusaban “del asesinato de sus compañeros”, en una situación “muy tensa” los desplazamientos estaban “a la orden del día en diversos parajes” (24 de septiembre).
Los autónomos manifestaban que los paramilitares, “en coordinación con la policía y pagados por el gobierno, se van metiendo en las comunidades para desalojar, quemar viviendas, robar, perseguir y asesinar a los simpatizantes del EZLN y el PRD que están desarmados. Pero ya no nos vamos a dejar”.
* Todas las fechas entre paréntesis corresponden a citas de notas publicadas en La Jornada

martes, octubre 09, 2007

PALABRAS DEL DELGADO CERO VICAM: SONORA

MEX_Dos historias sobre los pueblos indigenas
http://www.encuentr oindigena. org/

Palabras del Delegado Zero con el pueblo mayo-yoreme, en Punta de la Laguna, San Ignacio de Cohuirimpo.Sonora27 de octubre del 2006

Compañeros, compañeras: buenas tardes.

Queremos agradecer al cuerpo de ancianos, a las autoridades tradicionales y a los jefes guerreros del pueblo mayo-yoreme, a los hombres y mujeres de este pueblo, que nos hayan recibido.
Traemos un saludo de nuestros jefes y jefas, que son las comunidades indígenas de raíz maya de las montañas del sureste mexicano en Chiapas.

Y traemos esta historia que les queremos contar que es una leyenda. Una leyenda es una parte que es historia y una parte que es inventada. No sabemos qué parte es la que es verdad y cuál es la que es inventada.

Decían nuestros antiguos, nuestros ancianos los más primeros que llegaron a nuestras tierras, que cuando nació el mundo, los dioses dieron una forma de organizar a nuestros pueblos. Porque antes de que llegara el yori acá, el agua era para beber y daba vida, los árboles crecían, la tierra daba frutos y nada se compraba ni se vendía, ni mucho menos los hombres y mujeres.

Y dice que dieron a organizarse y encargar a alguien que llevara el buen gobierno. El buen gobierno —dicen nuestros antiguos— es el que obedece al pueblo, no el que lo manda. Y que para que los pueblos supieran a quien tenían que mandar, le dieron en la vara de mando o el bastón de mando para señalarlo. Así el pueblo sabía quién era que debía obedecer, a quién había que darle orden y quién tenía el cargo de cumplir la voluntad de los pueblos.

Así pasó, así nació la vara de mando en los pueblos indios: no para mandar, sino para obedecer. Y era para que cada pueblo supiera a quién tenía que darle orden. Pero también dijeron, estos dioses que hacen el mundo, que no podía ser una orden individual. Que la única forma de hacer que el que tuviera el bastón de mando o la vara de mando obedeciera, era que el pueblo se juntara, hiciera de todas las voces una sola voz y en colectivo dijera su voluntad. Y aquel que llevaba el bastón de mando tenía que cumplirla.

Eso era antes de que llegara el yori, el rico, a conquistar estas tierras.

Cuentan también una historia: que entre esos dioses se les olvidaba mucho lo que hacían o no eran capaces de ver muy lejos, a excepción de uno: el dios guerrero, que era el que tenía la capacidad de ver lo que iba a pasar después.

Y cuentan que ese dios guerrero era el encargado de cuidar al sol, que era el que daba la vida a estas tierras. Y que para poder hacerlo se hizo venado. Y que miraba cuando el sol se guardaba en las sábanas de las aguas —en el mar frente al pueblo yoreme— y corría después de beber en el Río Mayo, corría hasta las montañas del sureste mexicano al Río Jataté, y bajo la ceiba —el árbol madre— volvía a ver, a beber el agua, y a ver que el sol volviera a salir cabal, completo.
Y cada día y cada noche, el dios guerrero, el venado, iba de un lado a otro, desde el pueblo yoreme hasta el pueblo maya para ir a cuidar cuando el sol se acostaba y cuando se levantaba. Cada vez que iba caminando y caminando, cada vez va marcando más su trilla, su camino, y se va haciendo cada vez más hondo.

Los demás dioses se burlaron, le dijeron que cada vez que iba y venía, iba haciendo cada vez más hondo y que se iba enterrando. Y el dios guerrero, el venado, dijo: “no me estoy enterrando, estoy brotando”. Y nadie entendió qué era lo que pasaba.

Después llegó el yori, el rico, y volteó nuestro mundo. Hizo que el que tuviera el bastón de mando —el gobierno— se convirtiera en un mal gobierno. Y empezará a mandar. Y obligó a los pueblos, a todos los pueblos indios de nuestro país que es México a obedecer. Pero antes no era así.

Y ese rico empezó a servir, ese mal gobierno empezó a servir al que tiene mucho y a hacerle daño y a lastimar a los pueblos indios de este país y a sus gentes, a sus hombres y mujeres.
Vieron los dioses que estaba saliendo mal el asunto y decían: “¿qué es lo que está pasando?, que no sabemos qué pasa, ¿por qué estos pueblos aceptan que alguien de fuera los mande?”.
Y entonces no supieron qué hacer y se reunieron hace muchos años los pueblos indios de México, y sacaron el acuerdo de que no habían estado cabal, que algo les faltaba en el cuerpo, en el corazón, en la sangre.

Y encargaron a uno de los pueblos indios de la costa del Pacífico, que buscara remedio. Empezaron a ver cómo le iban a hacer, y vieron que se necesitaban: la dignidad, el respeto a uno mismo, el respeto a la raza y el respeto al diferente.

Y acordaron que había que juntar esa sangre y repartirla lo más que se pudiera, para que se levantara el yoreme, el maya, el purépecha, el huichol, el tarahumara, el raramuri, el o’odham, el comca’ac, el pima, para volver a exigir su derecho.

Y salió una flecha de territorio del Pacífico de los pueblos indios e hirió al sol cuando más cansado estaba, cuando ya había caminado todo el día y estaba por acostarse, y lo hirió en un costado, en el sol, y empezó a sangrar.

Esa sangre se juntó en una gran nube, que luego fue exprimida, apretada sobre el territorio, las montañas de todo el país en México, y empezó a salpicar sangre —dignidad se llamaba—, empezó a salpicar sangre entre toda la gente de abajo. Pero no a todos les alcanzó: sólo algunos hombres y mujeres alcanzaron a pintarse con esa sangre de dignidad. Y por eso sabemos bien —ustedes y nosotros— que hay yoreme que tiene el corazón de yori, y hay yoris que tienen el corazón de yoreme.

Ésos que se quieren rebelar, ésos que tienen dignidad, son los que fueron manchados por esa sangre.

Llegó el momento. Dicen nuestros mas antiguos, nuestros más viejos, que si el yori volteó el mundo de cabeza y puso al que trabaja abajo, y al holgazán arriba —enriqueciéndose— , que tenemos que voltear el mundo otra vez, para que quede cabal. Y que queden arriba los pueblos y abajo los gobiernos. Que queden arriba los que manden y abajo los que obedezcan. Y entonces el jefe guerrero, el jefe venado, no se hundirá en el tierra, sino que empezará a emerger porque el mundo se volteó otra vez.

Eso es lo que nos cuentan y ese el mensaje que traemos nosotros.
Llegó el momento en que el mensajero, el gran mensajero que nosotros reconocemos, que es el Congreso Nacional Indígena —que tiene la sangre de todos los 62 pueblos que pueblan este país— nos una y nos ayude a unir otra vez el Río Mayo con el Río Jataté, la ceiba con la Isla del Tiburón del comca’ac, con la montaña desnuda de árboles, la pura roca del o’odham, con la montaña del pima, con el río del yaqui. Y podamos juntos levantarnos, voltear el mundo de cabeza y que se caigan de una vez, con ese movimiento, los que están allá arriba.

Dicen nuestros antiguos, nuestros ancianos, que cada vez que hay un cambio en el mundo desaparece una raza y que, hasta ahora, siempre desaparecen las razas de los pueblos indios. Dicen que en esta vez, la raza que tiene que desaparecer es la de los políticos y la de los ricos, para que podamos vivir nosotros.

En esos primeros mensajeros que hubo, que unían al pueblo yoreme con el pueblo maya, dejaban sus señales. Y esas señales están desapareciendo. Está muriendo el Río Mayo, está muriendo el río yaqui, la Isla del Tiburón quiere ser convertida en mercancía, la roca desnuda de los o’odham quiere ser vendida, la ceiba maya quiere ser asesinada.

Si eso desaparece, si esas señales que tenemos para caminarnos desaparecen, andaremos el resto de nuestra vida perdidos como si estuviéramos muertos, aunque hablemos, comamos, caminamos y durmamos.

Lo que estamos pidiendo pues, como zapatistas, como indígenas guerreros mayas al yoreme, es que nos unamos en el Congreso Nacional Indígena. Que juntos nos organicemos y volvamos a recuperar la tierra, que será recuperar la vida. La tierra del yoreme tiene que ser mandada por el yoreme, por nadie más. El fruto y la riqueza que tiene, debe ser para el pueblo yoreme, para nadie más. Es la última oportunidad que tenemos para salvar esta tierra, si no la defendemos morirá todo lo que ahora vemos, lo que tuvieron nuestros antepasados y lo que debieran tener nuestros hijos.

Ese es el mensaje que traemos compañeros y compañeras.

Gracias.

lunes, octubre 08, 2007

DOS DE OCTUBRE NO SE OLVIDA

¿Cómo gritar que te quiero y hacer de se grito un canto?
¿Cómo decir que te amo, estremeciendo tu cuerpo declinando tu vientre y deshojando tus besos?

Hace ya teinta y nueve años que te miro en tinieblas,
Hace casi cuatro décadas que la mirada de tu pueblo se pierde al infinito en busca de una estrella.

Con colmillos de bestias asesinas los cuchillos de soldadados mercenarios,
desgarraron y rompieron la conciencia de más de mil pechos,
engrandecidos por la fuerza de tu espíritu.

Recorro el espacio de tus calles vacías y encuentro la soledad en el aire,
vidrios rotos y ensorecedores ruidos que gravitan en la necesidad del cambio.

¿Cómo decir que te amo, patria, mujer, niño, hermano, padre?
¿Cómo clavar en tu mente el sentir ahogado de un frente que vuelve y engrandece?

Han pasado tantos años desde aquél octubre del 68 y ningún responsable ha caido.
¿Que justicia es la nuestra que proteje asesinos y les da pensiones millonarias de por vida?

¿Cómo decir que te quiero y romper con esto el hilo cobarde del silencio?
Decir que te llevo en cada nota de música, en cada paso que en pasado, presente y futuro forma mi vida.

Decir que te siento en cada gente que trabaja con el agrio sudor del cansancio en sus espaldas.
¿Cómo decir que te llevo en mí, como la mujer que amo, a la cual entrego cada gota de mi vida, de trabajo, de mi angustia por conseguir el pan de cada día?

Desorientado, vuelvo a caer sobre la plancha fría de cemento, bajo la fuerza brutal represiva.
¿Es comparable tal, patria, mujer, compañera?
Sí porque en cada entrega de mi vida, tu respondes con maléfica sonrisa, aterrorizas y te lastimas, sin darte cuenta que el tirano es aquél que susurpó la revolución de tu pueblo y no yo, estudiante, obrero, indígena y campesino que soy el crisol de aquella lucha.

La conciencia que debe desatar tempestades contra el tirano, se vuelve contra ti, paralizando nuestras vidas.
¡Pero un día, un dulce día, se reventará tu vientre, sacudido por la ira revolucionaria de tus hombres, de todas tus mujeres y se alzarán contra la represión y la injusticia!

Nacerá entonces el hombre nuevo, otros mundos posibles, que te darán su vida sin pedirte nada a cambio.
¡Reclamo de ti ese idilio roto por manos asesinas, de bestias siempre al acecho, manipuladas por destinos manifiestos!
¡Reclamo tu cuerpo abierto, libre en la inmensidad del horizonte, en el cual se vierta la semilla de tu pueblo para construir la patria de todos...! ¡Patria Libre o Morir!

Lorenzo Vargas. Colectivo Los Ángeles!

viernes, octubre 05, 2007

RETEN MILITAR DETIENE A...

October 04, 2007 6:50 PM

Red Nacional en Contra de la Represión

MENSAJE URGENTE

El día de hoy 4 de octubre en el reten militar de Mazatlán, Sinaloa fue detenida la camioneta de la Comisión Sexta del EZLN, en la que viajaba el Delegado Zero.

No se les permitió que la revisaran y después de un rato de tiempo perdido continuo su marcha hacia el encuentro de los Pueblos Indios en Vicam, Sonora.

Es la primera vez que la camioneta del Subcomandante Insurgente Marcos es detenida por un reten militar en todo el tiempo del recorrido de la Otra Campaña por el territorio nacional.

Denunciamos este hecho y le pedimos a todos los compañer@s de La Otra Campaña estar atentos ante cualquier acto de provocación que el estado mexicano pudiera realizar en contra de la comisión del EZLN o de cualquier compañer@ que participe en los trabajos del Encuentro de Vicam y de La Otra Campaña.

Fraternalmente,


Red Nacional en Contra de la Represión

martes, septiembre 04, 2007

VENDE CARO TU AMOR

VENDE CARO TU AMOR[i]:
Apuntes para una reflexión sobre el espacio heterotópico.

Lorenzo Ismael Vargas Sánchez.

Dale el precio del dolor a tu pasado…
El presente trabajo, pretende hacer una reflexión en torno a los espacios de exclusión social en la Ciudad de México DF; a los que llamaremos espacios heterotópicos, que tentativamente se definen como aquellos espacios que tienen la virtud de incluir a todos los demás espacios creados por la cultura, pero que finalmente terminan por ser anulados, es decir, son criminalizados por las “buenas conciencias” que detentan el poder y lo reproducen hasta los más íntimos intersticios de las relaciones interpersonales, familiares y sociales. Es así como se observa que los espacios heterotópicos confrontan esa realidad impuesta por el sistema, de ahí que desde el mismo poder se pretende excluirlos o bien presentarlos como producto de conductas sociales desviadas, anomias o patologías sociales, las cuales distan mucho de serlo, sin embargo, por efecto de la criminalización y los procesos de estigmatización, señalamiento y etiquetamiento se ven como conductas poco deseadas, pero reproducidas por la misma sociedad de consumo.
La teoría del interaccionismo simbólico y del etiquetamiento social dan cuenta de lo anterior al señalar que la sociedad tiende a etiquetar aquellos comportamientos que considera raros o poco normales, pero esto no es suficiente para explicar la compleja realidad que se estructura a partir de condiciones específicas, que incluye aspectos ideológicos, políticos, económicos y culturales. Es así, como la teoría crítica del pensamiento criminológico viene a construir un andamiaje apropiado para entender cómo el sistema reproduce los espacios heterotópicos donde se generan situaciones como las que se abordan en este artículo. Específicamente Michel Foucault (1967), precisa que el espacio heterotópico en que vivimos, nos atrae hacia afuera de nosotros mismos y es ahí donde se desarrolla la erosión de nuestra propia vida, de nuestro tiempo y de nuestra historia, es un espacio heterogéneo que nos carcome y nos agrieta; producto de una especie de vacío interior en el que pueden situarse los individuos, las cosas y la alteridad.
El objetivo es mostrar el prostíbulo y los espacios laborales, donde se realiza la práctica de la prostitución como un espacio heterotópico, donde se genera la realidad deformada de un sistema que desarrolla estas prácticas, pero niega su verdadera esencia mercantilizada, en este sentido, el prostíbulo es como un espejo enrevesado de la política y las relaciones de poder sometimiento, poder dominación y poder domesticación, para hacer del individuo un ente dócil, enajenado, subsumido, incapaz de enfrentar su realidad y revelarse. Donde el erotismo, las uniones y desuniones amorosas tienen un carácter alegórico, figurativo y festivo que evaden compromisos –al igual que los políticos–, en cuanto fundan imaginariamente las estructuras de poder legitimadas por el contrato libre y voluntario de las partes en cuestión, cuyo interés en el asunto se especifica en las propias cláusulas y la disolución del mismo cuando los intereses no convienen a una o las dos partes. La práctica del comercio de la prostitución se estipula de la misma manera que el contrato matrimonial, en un espacio determinado por los hilos ocultos del poder que la reproduce; en ella la mercancía fuerza de trabajo son las propias trabajadoras y trabajadores sexuales, donde se revelan problemas étnicos, ideológicos, económicos y regionales. En este sentido, el prostíbulo cuestiona acremente las exclusiones sociales enunciativas que afectan nuestra existencia y los valores establecidos considerados inmutables y estáticos.
Tanto el prostíbulo como la prostitución son un espacio demoníaco para las “buenas conciencias”, una especie de infierno terrenal, donde se encuentran todas las prácticas del sistema de poder político, religioso, económico e ideológico, pero de las que reniegan cuando las observa en ese espejo, que las reproduce en el espacio heterotópico de exclusión/discriminación, al que se ha condenado a buena parte de la humanidad, a partir de reproducir y preservar la explotación y la pobreza, tanto material como cultural.
Por supuesto que los espacios heterotópicos existen en diferentes emplazamientos que entrecruzan lo público y lo privado, lo moderno y lo posmoderno de la ciudad, lo global y lo local de las plazas públicas, parques, esquinas y avenidas; los límites y los no límites entre las colonias posmodernizadas y los barrios tradicionales; los espacios de sociabilidad y de violencia citadina en bares, antros, cantinas, table dance, lupanares, tiendas sex shop, casas de cita, ferias, rodeos, palenques, casas de juego y especialmente las exposiciones comerciales, donde se emplea un verdadero ejército de modelos, edecanes y hostes; la frontera y sus muros construidos para detener flujos migratorios, pero también para controlar la droga y la prostitución en Tijuana, Mexicali, Matamoros, Ciudad Juárez y demás ciudades fronterizas, donde esas “buenas conciencias” realizan bacanales, para después integrarse al modo rígido de vida anglosajón orientado fervorosamente por el ascetismo religioso anglicano, cristiano o católico. En materia de creencias de fe religiosa no hay crisis de identidad en la forma de mostrar ante los demás su rostro puritano, mientras que ante el espejo en que atisba su negra conciencia son los “otros”, los excluidos, los condenados a la miseria los que hacen mal a la sociedad, son para muchos “lacras sociales”, afortunadamente no todos pensamos así.
Desde luego, también el espacio heterotópico refleja un haz de relaciones que van de un punto a otro, es decir, entre lo que pasa y lo que puede pasar, constituye una serie de emplazamientos que como negocios establecidos parecen “decentes” –claro esto si la decencia se puede “nombrar” y por lo tanto “atribuir” a alguien–, como las cadenas de cafés y restaurantes en donde se da una distinción importante a la persona, los cines, hoteles, las playas, las afueras de las oficinas de la administración burocrática tanto del gobierno como de la iniciativa privada, los estadios, arenas y coliseos, los teatros y los grandes monopolios televisivos existentes en el país, que hacen de la venta del cuerpo en imágenes su gran negocio. De esta manera es que podemos entender como los espacios heterotópicos van de lo público a lo privado, pues abarca espacios tan íntimos como la casa, el departamento, la residencia de lujo, casa de campo con sus huertas, alberca techada o al descubierto, la hacienda con sus canchas de juego o el simple y modesto motel de paso, es en esos lugares destinados para el descanso donde se produce la heterotopía y llega a la habitación, el baño y la cama en especial, como objeto simbólico retenido en el imaginario como metáfora entre el sueño y la pesadilla, entre la realidad y la ficción, entre lo onírico placentero y los traumas sicológicos.

Aquel que de tus labios la miel quisiera…
Michel Foucault (1967), distingue dos tipos de espacios heterótopicos donde se genera la heterotopía de crisis y donde se observa la heterotopía de la desviación. Por supuesto me refiero al especio heterotópico de la desviación. En una sociedad como la nuestra donde la tendencia poblacional permite observar en corto tiempo un gran crecimiento de la población vieja, la heterotopia de crisis, por ejemplo, las instituciones geriátricas, casas de ancianos, etcétera, pasan a ser igualmente espacios de desviación social, porque nuestra sociedad capitalista de consumo no permite la improductividad que afecta la reproducción del sistema, así el tiempo libre se opone al tiempo de trabajo, no hacer nada es una especie de desviación. Jubilarse a los 50 años de vida es una desviación que por ninguna manera puede permitir el gobierno, de ahí su apuesta a la nueva ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), claro, entre otros factores que están muy ligados a su privatización y todos sus aberrantes artículos que van contra los derechos y prestaciones del trabajador.
Tanto las cárceles, como la fábrica, las escuelas, los hospitales y los centros de reclusión mental, así como las casas de ancianos, son instituciones totales panópticas que vigilan en todo momento la desviación del sujeto a su control. La educación, domesticación o recuperación (en la salud o en la vida productiva), son parte de sus funciones básicas y para ello utilizan la autoridad, la especialización y el refinamiento de las tecnologías y los instrumentos para el sometimiento. Sin embargo, estas instituciones funcionan a partir de construcciones imaginarias en torno al comportamiento de las heterotopías. Este es el segundo aspecto que muestra Michael Faoucault: que las heterotopías en el curso de su historia pueden funcionar de manera muy diferente a la concepción inicial, cada heterotopía tiene un funcionamiento preciso y determinado en la sociedad, y la misma heterotopía puede, según la sincronía de la cultura en la que se encuentra, tener un funcionamiento u otro.
Por ejemplo, al inicio de la sociedad industrial en Inglaterra, las instituciones, las “buenas conciencias” y principalmente su instrumento de poder: la autoridad, criminalizó a los vagos que deambulaban por las calles de Londres y les impuso penas severas de reclusión y después trabajos forzados. Eran campesinos empobrecidos que habían perdido sus tierras por la voracidad del capitalismo financiero y emigraron a la ciudad sin educación, ni formación para trabajo manufacturero, por lo que no podían incorporarse a las industrias, constituyendo lo que Federico Engels en sus estudios sobre la clase obrera en Inglaterra llamó lumpemproletariado, identificándolos como un verdadero ejército industrial de reserva.
La teoría de diferenciación de las heterotopías, a partir de la sincronía cultural aplicada a nuestro momento, permite también entender dicho proceso de criminalización del trabajador que emigra a los Estados Unidos, Francia, España, Inglaterra, Italia, o bien Alemania, donde es tratado como un delincuente y a veces se le asesina[ii] por confundírsele con un terrorista o bien, porque es una práctica cultural discriminatoria y racista, como sucede en Inglaterra, Arizona, California, Nuevo México, Texas y Florida, por mencionar algunos lugares, pero también sucede en Barcelona, París, Roma y Berlín.
En un mundo globalizado e integrado por la economía del mercado es incomprensible para la ciencia económica que de entrada se estigmatice al factor más importante de la producción, el trabajador y se le etiquete como ilegal, cuando se sabe que es precisamente el inmigrado quien permite la reproducción de las altas tasas de ganancia, además de que muchas de las mercancías que se venden en los diferentes mercados del mundo son de procedencia ilegal.
Por ejemplo, en el caso de México las remesas de los trabajadores indocumentados son la segunda entrada más fuerte de dólares para el país, después del petróleo, pero estos trabajadores criminalizados y estigmatizados como ilegales son explotados, golpeados, reprimidos, ocultados y finalmente deportados o asesinados, son los mismos que sostienen la economía de guerra y expansión neocolonial que desarrolla en todo el mundo el gobierno y las empresas multinacionales de los países desarrollados, son los que hacen crecer las maquiladoras, son los mismos que venden su fuerza de trabajo y reproducen el sistema a pesar de la crisis de sentido del famoso “sueño americano” (american dream).

Que pague con brillantes su pecado…
La conducta sexual del ser humano es diversa y está marcada por los patrones culturales y procesos civilizatorios que se han originado en distintas épocas de la evolución de la humanidad, sin embargo, hay indicios suficientes para entender ciertas prohibiciones referidas al acto sexual, por ejemplo el casamiento entre hermanos, las relaciones sexuales entre padres e hijos, o bien en el caso contrario, la necesidad de mantener una línea de consanguinidad exclusiva para preservar el linaje o las prerrogativas y títulos heredados. Las prohibiciones se dan en un sentido o en otro, pero tienen una finalidad, moldear, domesticar y civilizar en función de los patrones de poder existente, de las relaciones de poder o bien, en el entramado de complicidades entre poder y la dominación. Sin embargo, existen antecedentes que deslegitiman este tipo de prohibiciones.
En primer lugar me refiero al poema de Amenemhet Faraón I, de la XII dinastía de Egipto aproximadamente 1996 a. C.
No tendréis temor del esposo y de la esposa
porque os habréis unido por amor
y del amor no puede nacer
ningún enemigo.

Sólo os unirá
la cadena de oro del afecto
no será el parentesco
lo que mantenga unido a los hermanos,
afines solamente por la sangre.

Como se muestra en este antiguo poema se privilegia el amor para mantener las relaciones y la unidad en igualdad y sin temor, en el segundo párrafo se repudia la unión y afinidad de consanguinidad entre hermanos y se enaltece el afecto, identificándola como “cadena de oro”. Como sabemos, los lazos consanguíneos sirven para preservar el linaje y éste era la fuente de riqueza y dominación del patriarca que disponía de todos los bienes por sobre los miembros de la familia, esto no debía ser así, sino principal y únicamente ver el amor que enaltece a la humanidad.
En segundo lugar, cito al único mandamiento que Jesucristo dejó en la nueva alianza de Dios con la humanidad:
Amaos los unos a los otros
como yo los he amado
.

Jesucristo dio varias muestras de ese amor por la humanidad, antes y al ser crucificado, pero una de ellas es más que clara para reflexionar sobre los espacios heterotópicos la defensa de María de Magdala:
-“De que acusáis a esta mujer pública”.
-“El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”.
Desde entonces, Cristo se daba cuenta que quien reproducía la prostitución era el propio poder, y quienes etiquetaban y condenaban estas prácticas eran las “buenas conciencias”, él interpela a esas “buenas conciencias” para mostrarles que ellos son también culpables, de esos y otros pecados más graves, que son igual o mayormente condenables.
Actualmente, la palabra amor tiene distinto significado para uno y otro sexo, de donde surgen serios inconvenientes, para la mujer, por ejemplo, la práctica del amor resulta ser una total sumisión al servicio del hombre y la institución del matrimonio. Es decir, se le condena a la dependencia, del marido o protector. Existe una salida instituida que ella elige de forma voluntaria, el servicio a Dios, pero que se traduce en realidad en una nueva especie de esclavitud que se presenta como supresión de la libertad al recluirse en el claustro monástico como un servicio esclavizado al Dios. Evidentemente el tener relaciones sexuales e hijos fuera del matrimonio y salir adelante es un reto difícil de lograr para las mujeres, quienes corren el riesgo de ser excluidas socialmente, no encuentran un trabajo bien remunerado e incluso son mal vistas por los familiares cercanos.
El amor es el camino que parece más atrayente para la mayoría de las mujeres, pues les resulta angustioso asumir toda la responsabilidad en las jefaturas familiares, sin embargo, una vez que se ven obligadas, resulta sorprendente, porque ellas, solas, logran sacar adelante la familia de manera independiente, a costa de un gran sacrificio personal y una historia de vida cargada de frustraciones que contrasta con su fortaleza. El molde civilizatorio de la cultura occidental tiende a romperse con nuevas prácticas, donde el amor tiene otras connotaciones y ejercita otras prácticas que no se tocaran en este trabajo. Es necesario subrayar que la venta de amor no ha perdido su referencia al acto carnal y a las propias instituciones del poder político, económico y cultural que lo reproducen.
VENTA DE AMOR.

Primero fue un golpe,
un solo golpe,
el que encendió mi cuerpo,
el que rompió la esperanza,
pero ... ¿Qué será de la persona amada?

Mi cuerpo sangra,
como un río desbordado,
y quiero amar y ser amado,
como aquél, aquél que quiere y no tiene;
aquél que sueña y no vive,
aquél que se pierde.

No conozco la vida,
pero es como la mujer que se ama,
él que la tiene, la apropia
y logra de ella la caricia vana;
la vuelta da y al paso de la vida
se pierde en la nostalgia.

Nostalgia de los besos
y caricias encerradas,
como la prisión del hombre
monetariamente aceptada.

¡Fuera venta de amor!
¡Fuera desgastados idilios
podridos en le fango hilota
del sistema brutal en que vivimos!
Lorenzo Vargas.
Las investigaciones de las autoridades sobre las redes leoninas que controlan la prostitución en los distintos espacios heterotópicos, tienden a mostrar solamente aquellos donde la población que la práctica es más vulnerable y sobre este grupo recaen los peores operativos para criminalizarlos y controlarlos, pero queda fuera un espacio muy amplio que permite descubrir que existen redes millonarias de explotación carnal y tráfico de personas en el entramado de corrupción y poder al servicio de magnates que hacen de esta actividad un negocio millonario.
En efecto, existen antros de lujo donde se practica la prostitución de manera clandestina, encubierta y a veces abiertamente, al igual que en la Merced, con la diferencia de que los primeros no los tocan, ya que pertenecen a las altas esferas económicas que dirigen el país, las cuales además, son las principales corruptoras y violadoras de la ley, por ejemplo, en la Zona Rosa se sabe que se ejerce la prostitución abiertamente dentro y fuera de los lujosos establecimientos para turistas, que las bebidas son adulteradas y que se puede conseguir cualquier tipo de droga, además de las estafas a las que son sometidos quienes caen en dichos antros, para ello existe todo un ejército de “tarjeteros” que llevan clientela a dichos negocios donde hay de todo y para todos los gustos. Mientras que el gobierno de la Ciudad de México, las autoridades delegacionales y la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal van contra la prostitución callejera en los barrios marginales so pretexto de que “hay delito en flagrancia”, no se combate a fondo las causas que originan la prostitución como es el sistema que produce pobreza, marginación, desintegración familiar y la estructura social desigual.

Ya que la infamia de tu cruel destino…
Miguel Ángel Ortega Moreno fue encontrado sin vida el sábado 4 de agosto de 2007, en la Colonia Rancho Cortés, en Cuernavaca, Miguel recibió 35 puñaladas, estaba en posición fetal, envuelto en una sábana blanca y dentro de un bote de basura gris. En su ropa traía propaganda de la marcha gay de Cuernavaca –que dio inicio ese mismo día a las cuatro de la tarde– y la entrada de una reservación para una discoteca bar llamada “La Casa del Dictador”. Miguel era de Veracruz, de 32 años, empleado de mostrador de una tienda departamental. Las líneas de investigación según Carlos Félix director de comunicación social de la PGJ son tres: por su orientación sexual; por posible venganza y por robo de su auto.
En este mismo sentido es necesario apuntar que al momento de escribir este trabajo, “faltan sólo unos días para que se dicte sentencia en el caso de los militares que violaron a 14 prostitutas en un tugurio del poblado de Castaños, en Coahuila. Los hechos ocurrieron el 11 de julio del año pasado, cuando los uniformados, que teóricamente resguardaban una oficina del Instituto Federal Electoral para cuidar los "votos" que en ella había, salieron de ahí drogados y borrachos y llegaron a la pequeña “zona roja” para someter a los clientes y disponer sexualmente de las mujeres durante muchas horas” (Avilés, Jaime 2007).
“Por invitación del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, acudió a Castaños para reconfortar a las muchachas y apoyarlas en su defensa. Desde entonces, el prelado ha sufrido presiones, amenazas e incluso una persecución en la carretera por el desierto. En vísperas del fallo que prepara el juez que lleva el asunto, las perspectivas no son buenas. Se teme que tres de los cuatro soldados detenidos puedan ser absueltos y que la procuraduría estatal no se inconforme si así sucede. Ello en razón de que algunas de las víctimas cedieron a las intimidaciones de sus agresores y cambiaron sus declaraciones o se desdijeron de ellas” (Avilés, Jaime 2007).
Monseñor Vera teme que una sentencia exculpatoria para quienes a punta de pistola se aprovecharon de aquellas pobres "tendrá efectos nocivos para el resto del país". Así lo dijo a principios de la semana que termina: "Si deciden dejar esto en la impunidad, dar el mensaje de que no pasó nada, como lo han hecho con la señora Ernestina Ascensión, en Zongolica, y con la familia de Sinaloa, estaremos caminando hacia una dictadura, pues es muy delicado que nadie pida cuentas al Ejército que, como estamos viendo, gobierna y vigila México" (Avilés, Jaime 2007).
Los temores del obispo de Saltillo, Raúl Vera no son infundados, la creciente militarización del país es un peligro, no sólo para el narcotráfico, que son a quienes el gobierno federal ha utilizado como chivo expiatorio para sacar las botas militares fuera de los cuarteles, sino para la ciudadanía en general, especialmente para los movimientos sociales que se resisten al poder dominación impuesto desde las altas esferas, que manejan con hilos descarados y corruptos la economía, la política y fungen como serviles administradores de los intereses extranjeros sobre nuestras riquezas naturales y culturales.
Tampoco podemos pasar por alto ni dejar de mencionar la irritación que causa a gran parte de la ciudadanía la brutalidad sin atenuantes que el gobierno de Marcelo Ebrard usó contra las prostitutas de La Merced: la política de “cero tolerancia” aplicada en detrimento de uno de los grupos sociales más desprotegidos fue prusiana, redadas de mujeres que ahora están presas, clausura de siete hoteles de paso y nuevas expropiaciones de predios hablan de un autoritarismo que repugna a todos los que nos hemos esforzado por hacer de los espacios de esta ciudad algo diferente.
Tampoco debemos olvidar que varias mujeres extranjeras, mujeres de San Salvador Atenco-Texcoco y mujeres que acompañaban la caravana de la “Otra campaña” que se solidarizaron con la lucha del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra, para apoyar a los vendedores de flores, fueron ultrajadas, golpeadas y violadas por cuerpos de la policía militarizada (PFP), estatal y municipal. No fue un acto de barbarie, como se pretende justificar, fue un acto civilizado, porque las compañeras fueron tratadas como putas y obligadas a satisfacer sexualmente a los policías y militares que las aprendieron, entre su propia sangre y la de sus compañeras y compañeros detenidos. Fue un acto de dominación/sometimiento, conquista del guerrero (militar) vencedor, que se asume como acreedor al botín de guerra sobre el pueblo bárbaro conquistado, es decir, se invierte la imagen, aquí los salvajes irredentos eran los pobladores de Texcoco y San Salvador Atenco. Las fuerzas militares y policiacas estaban para restablecer el “orden” y la civilización. El gobernador Peña Nieto y el presidente Vicente Fox asumieron su papel y así se mostró ante el mundo. Amnistía Internacional y las denuncias, tanto dentro como fuera del país se han encargado de mostrar la otra realidad y la función represiva de los militares y las fuerzas del “orden”.
Oaxaca y el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), tienen otra connotación, que es necesario resaltar, aunque se ha dicho en los diferentes medios de información, poco se ha reflexionado sobre el proceso de dominación, conquista y sometimiento que genera la heterotopía y la exclusión social, por vía de la violencia institucional: la deportación que implica la desterritorialización selectiva de los disidentes.
Esta práctica tiene sus antecedentes en la esclavitud. Los pueblos conquistados además de ser sometidos y muchas veces exterminados, se les esclavizaba y se les obligaba a trabajar, encadenados, en lugares muy lejanos a sus tierras de origen, siempre bajo la tutela de un señor que fungía como patriarca, el cual era dueño absoluto de sus vidas. Porfirio Díaz utilizó la esclavitud y la deportación para someter a los pueblos yaquis en rebeldía, muchos de ellos fueron extraídos con violencia de sus pueblos y enviados a las haciendas y plantaciones del territorio de Quintana Roo.
Ulises Ruiz, con el apoyo del Gobierno Federal, envió a las presas y presos del magisterio y de la APPO, a centros de reclusión muy lejanos al lugar de los hechos, donde supuestamente fueron detenidos en “flagrancia”, sin orden de aprensión y sin los derechos constitucionales que la ley confiere a todo individuo sujeto a proceso, violando flagrantemente sus derechos humanos, civiles y políticos. Las detenciones, además de ser arbitrarias (uso excesivo de la fuerza del Estado), implicaron la violación sexual de las y los detenidos, con la figura peyorativa utilizada por los militares, paramilitares y cuerpos policiacos, que hacen que al reo se le rebaje a la condición de “puto”, o “puta”, asumiendo las autoridades, la función de ser dueños absolutos de su vida y su destino, una vez que son detenidos y sometidos a la autoridad, tal y como se da en las prácticas esclavistas.
Marchitó tu admirable primavera…
Precisamente el 11 de julio de 2007 las sexoservidoras y trabajadores sexuales llevaron a cabo un acto cultural y político, en el Jardín de la Soledad, en la Merced, para repudiar la muerte de mujeres del gremio y la trata de blancas, en el marco del Día Nacional de las y los Trabajadores Sexuales. Es importante resaltar que parte de este gremio combativo son adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Se escogió esta fecha para llevar a cabo actividades de repudio a los militares que violaron a las trabajadoras sexuales de Castaños, Coahuila, exigir castigo a todos los responsables, incluyendo a Rubén Venzor, general en la sexta zona militar; a Juan José Gaytán, sargento segundo de caballería y superior jerárquico de los inculpados y a todos los soldados involucrados en dichos actos de barbarie. Además, para recordar que quienes ejercen la prostitución en México son reprimidos por los cuerpos policiacos y militares; discriminados por quienes tienen el poder; explotados económicamente por padrotes, madrotas y funcionarios públicos, de los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal).

Integrantes de las agrupaciones Red Mexicana de Trabajo Sexual, así como Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, se pronunciarán para ser reconocidos como trabajadores sexuales independientes de la vía pública, bajo el principio de que es necesario: "Un trabajo que garantice la integridad y el regreso vivas y vivos a casa". Ahí, en el Barrio de La Merced, se reunieron hombres y mujeres que desarrollan esta actividad en diversos estados de la República. Al exponer los motivos para una organización de las y los trabajadores sexuales, se recordó que en el Distrito Federal, anualmente se registra un promedio de seis asesinatos de sexoservidoras. Que en Michoacán, se registraron 17 asesinatos de mujeres, en 5 casos se puede tratar de trabajadoras sexuales asesinadas en Ixtlán de los Hervores, Uruapan y Huétamo. Y, que los cuatro asesinatos de trabajadoras sexuales en Orizaba, Veracruz, continúa sin resolverse y los tratantes de personas, presuntos responsables, están en libertad al amparo de la justicia.
La red de prostitución está fuertemente ligada a la estructura de poder y prácticas corruptas, como lo demostró, en el caso de la pederastia, la periodista Lidia Cacho. La fuerza económica y las estructuras de poder parecen estar blindadas por el sistema punitivo, pero existen fuertes vínculos internacionales y filiales de empresas de este tipo en todo el mundo, con ganancias millonarias. Las empresas beneficiadas por estas prácticas encubiertas, son poderosos emporios reconocidos y van desde la revista Playboy hasta las historietas de bajo costo. El espacio heterotópico incluye, desde las imágenes virtuales, que se bajan gratis por internet, hasta los monopolios televisivos (televisa y Tv Azteca), que prostituyen y venden las imágenes de las y los artistas y divas. Estas empresas reproducen un imaginario cultural, enajenando las conciencias y suprimiendo las pocas voces disidentes.
En todo este espectro del espacio heterotópico, se multiplica y reproducen diversas formas de explotación sexual, en la que para nada es ajena la Secretaría de Gobernación que autoriza, por ejemplo, las casas de juego, casinos, hipódromos, Sports Books, Yaks y Yak electrónico, así como Grupo Caliente, que tiene como filiales Espectáculos Latinoamericanos Deportivos. En todos estos espacios heterotópicos, operan los cárteles del narcotráfico, ligados de alguna forma con ese funcionamiento de empresas reconocidas, pero que también buscan, entre otras cosas la evasión de impuestos, sobre las enormes fortunas que amasan día con día, horas tras hora y minuto tras minuto, a pesar de que la unidad política de ingresos de la Secretaría de Hacienda, sólo cobra un mínimo porcentaje de impuesto que detalla a continuación: El nivel de impuestos vigentes para las ferias (donde se desarrollan los palenques) oscila entre mil 742 y 23 mil 17 pesos, dependiendo de la ciudad donde se realice la actividad. Por carreras de caballos, entre mil 795 (una carrera) hasta 6 mil 312 por sexteta; autofinanciamiento de vehículos y bienes inmuebles de 58 a 870 pesos, por cada grupo de integrantes (que puede ir de 100 hasta 500, a 40 meses). De los espectáculos en vivo se paga el uno por ciento sobre el monto de apuestas: aquellas realizadas en libros foráneos de espectáculos realizados en el extranjero, así como de encuentros deportivos nacionales (La Jornada, lunes 4 de junio 2007, p 4).
El rango de “aprovechamientos” es 2 por ciento y en ellas se ubican actividades como: apuestas en hipódromos, galgódromos o frontón en vivo; sorteo de numerosas tarjetas con cifras preimpresas, y sorteos de números predeterminados por el participante (bingos), en los sorteos que realiza la Lotería Nacional tradicional 214 pesos por cada sorteo; 4 por ciento en apuestas a juegos de naipes y dados en ferias, y 4 por ciento de apuestas a juegos de ruleta (La Jornada lunes 4 de junio 2007 p 4). Compárese éstos porcentajes con los que fija Hacienda por el impuesto al trabajo (ver tabla “A” tarifas aplicables a pagos provisionales), y se cae en la cuenta que quienes hacen la política fiscal saben que es el impuesto al trabajo, es el que brinda los recursos cautivos de los cuales disponen libremente –es decir, con una interpretación muy laxa de la ley– algunos políticos y autoridades que nos gobiernan, esto sin incluir otros impuestos y aprovechamientos, como gasolina, IVA, uso de automóvil, etc.
A. Tarifas aplicables a pagos provisionales
Fuente: http://www.sat.gob.mx/sitio_internet/asistencia_contribuyente/informacion_frecuente/isr_provisional/

Has menos escabroso tu destino…
El problema de la prostitución –si se quiere ver como “problema” –, no se limita al espacio heterotópico de las llamadas “zonas rojas”, o “zonas de tolerancia”, desgraciadamente para las autoridades y las “buenas conciencias”, estos límites y fronteras son rotos y rebasados cada vez con mayor frecuencia, ya que la venta orientada a la prostitución, se realiza en espacios virtuales, en avisos oportunos en periódicos de gran circulación nacional, en avisos de segunda mano, en espacios televisivos de alto nivel de audiencia, a través de celulares, en escaparates de moda, en eventos deportivos y artísticos, etcétera. Pero se tienen identificados espacios de explotación sexual como la Alameda Central, Puente de Alvarado (entre el metro Hidalgo y Revolución), en Avenida Anillo de Circunvalación, en La Merced, en la avenida San Pablo y los callejones de Manzanares y Santo Tomás, La Plaza Garibaldi, el Eje Central (junto a la Plaza de la Computación), La Zona Rosa, La Avenida Insurgentes, la Calle Sullivan, La Central Camionera del Norte, alrededor de las estaciones del metro Indios Verdes, la Villa, Zaragoza, Constitución (entre calzada Ermita y la calle de Lirio), Chabacano, Viaducto y Xola. En la Central de Abastos, en Ermita Iztapalapa y Eje 3 Oriente y Tacuba. Además de los innumerables centros nocturnos, cantinas, cortinitas, piqueras, loncherías, hoteles y casas de cita que están involucrados en el negocio, incluyendo aquellos que se anuncian como “¿estás sólo, buscas pareja? ¡Llámanos! O bien ¡acude a nuestra fiesta y encuentra pareja! La forma en que se oculta o disfraza la prostitución tiene que ver con la criminalización de dicha actividad, con los efectos de la estigamtización social y con el propio sistema de producción capitalista y su orientación globalizada.
Las cuatro principales dificultades a las que se enfrentan las y los trabajadores sexuales son: las referentes a cuestiones inmigración y extranjería; la ausencia de derechos laborales; las provocadas por el estigma de ser “puta” o “puto”; y las producidas por las leyes, normas y ordenamientos que regulan o prohíben dicha actividad. La situación administrativa de irregularidad de la mayoría de las trabajadoras que ofrecen sus servicios en la calle les provoca una innumerable vulneración de derechos. Pueden ser perseguidas por la policía, detenidas, internadas en centros de “readaptación social” y expulsadas del territorio nacional en caso de ser extranjeras (os) o ilegales, así viven con el temor del requerimiento de sus papeles de inmigración y sanidad por parte de los cuerpos de seguridad.
Sobre la ausencia de derechos laborales, provocada por el no reconocimiento del trabajo sexual como actividad laboral, destaca la desprotección en sus relaciones laborales con los empresarios que las emplean, la no cotización a la Seguridad Social, así como la irregularidad respecto a los ingresos y la dificultad para obtener permiso de residencia y de trabajo (en el caso de las extranjeras), sin embargo, la oportunidad de obtener ingresos altos de manera rápida sigue siendo un factor importante para el ejercicio de ésta práctica laboral.
El etiquetamiento de de ser “puta”, o “puto”, funciona como un verdadero “estigma” y se utiliza esta etiqueta como “chivo expiatorio”, en caso de contagio de VIH, de violencia, robo, o asesinato. Se castiga a aquellas mujeres que no siguen los estándares sexuales y socialmente sirve para dividir a las mujeres en buenas: madres, esposas, etcétera, por un lado, y malas: las de la calle, las putas, por el otro. Este estigma tiene consecuencias sociales y legales muy negativas para las mujeres y legitima la vulneración de derechos que sufren, así en caso de violación, son desechadas sus demandas de facto, debido a que ejercen la prostitución, es decir, la autoridad, presupone que “para eso están”, para ser violadas y violentadas en sus derechos como personas. El acoso policial en la ciudad es desmesurado y vulnera infinitos derechos fundamentales, por su condición de trabajo, le son negados, por ejemplo el principio de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario, o el de víctima y la reparación la del daño.
La solución para las mujeres en prostitución pasa por acabar con las desigualdades que originan esta institución, por la redistribución justa de las riquezas y medios de producción, por unas políticas migratorias justas, por políticas laborales diseñadas para ello; pero, además, condición sine qua non, para acabar con una institución marcada por el dominio masculino, es promover una educación de equidad e igualdad de género que contemple relaciones sexuales libres, al margen de las leyes del mercado que rigen el sistema, lo que implica acabar con el modelo falocéntico del pastor-patriarca. Lo importante en este momento es diseñar estrategias de lucha para eliminar con los espacios heterotópicos de la exclusión generados y reproducidos por el propio sistema en donde no se reconoce la alteridad.

Fuentes de consulta.
1. ACUSAN AL GDF DE PROVOCAR CON OPERATIVOS MAYOR DISCIMINACIÓN HACIA LAS PROSTITUTAS. La Jornada 12 de agosto de 2007. P. 31.
2. ASESINOS SERIALES. Ángeles Tapias Saldaña. http://www.pesquisasenlinea.org/art1.ssp?id=124
3. ASESINAN DE 35 PUÑALADAS A JOVEN GAY EN CUERNAVACA. Chistrian Rea Tizcareño. La Jornada 5 de agosto de 2007/Noti Ese.
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Por Laura Mª Agustín
Educadora en programas populares de América Latina y con migrantes. Investigadora y candidata doctoral en Estudios Culturales de la Open University del Reino Unido. Especializa durante años en migraciones relacionadas con la industria del sexo.
Fundación Empower Women
Ofrece ayuda a las trabajadoras del sexo en Thailandia
Fundación Esperanza
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Alianza Global en Contra del Tráfico de Mujeres
http://www.inet.co.th/org/gaatw/
Oficina Internacional del Trabajo: informe sobre el libro The Sex Sector
http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/inf/pr/1998/36.htm
Europap Prevención del SIDA Para Prostitutas/os
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Anti-Esclavitud Internacional
http://www.antislavery.org
Artículo "Rights-India: Sex Workers See Freedom in Rules and Regulations"
http://www.oneworld.org/ips2/dec/india3.html
Network for SexWork Projects
http://www.walnet.org/csis/groups/nswp/index.html
Artículo "Loose Women or Lost Women" sobre el concepto histórico del 'trafico'
http://www.walnet.org/csis/papers/doezema-loose.html
Commercial Sex Information Service (Vancouver, Canada)
http://www.walnet.org/csis/index.html#top
World Charter for Prostitutes’ Rights
http://www.walnet.org/csis/groups/icpr_charter.html
Stella (Montreal, Canada)
http://www.walnet.org/csis/groups/stella/index.html
Prostitutes’ Education Network (San Francisco, California)
http://www.bayswan.org/penet.html
Boletín de la Harvard School of Public Health re/production sobre trabajo sexual
http://www.hsph.harvard.edu/Organizations/healthnet/SAsia/repro2/issue2.htm
Boletín Research for Sex Work, Núm. 1
http://www.walnet.org/csis/groups/nswp/rswn-980529.html
Asociación del Género: Prostitución: Un trabajo (Granada)
http://geocities.com/WestHollywood/7258/pag_es.htm
Sex Workers’ International Media Watch (Nueva York
http://www.swimw.org/
Mr A de Graaf Stichting (Holanda)
http://www.xs4all.nl/~mrgraaf/ch_lang.htm
30. QUE BONITO PAÍS en Desfiladero. Por Jaime Aviles. La Jornada 11 de agosto de 2007.
31. SIMPLEMENTE SANGRE Mariana Enríquez. Página 12, 12/08/05 http://www.pesquisasenlinea.org/art1.ssp?id=124


[i] Aventurera. Canción de Agustín Lara.
[ii] Ver:Los números de los/as asesinos/as seriales. Asesinos en serie http://www.pesquisasenlinea.org/art1.ssp?id=124