miércoles, septiembre 20, 2006

Los peatones de la Historia.

L@s zapatistas y la Otra: los peatones de la historia.

Introducción.
Este escrito está pensado para y dirigido especialmente a l@s adherentes a la Sexta y a la Otra Campaña. Y, claro, a quien pudiera simpatizar con nuestro movimiento.

Las que aquí presentamos son parte de reflexiones y conclusiones que se les han compartido a algun@s personas, grupos, colectivos y organizaciones adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Siguiendo nuestro “modo” en la Otra Campaña, primero escuchamos la palabra de est@s compañer@s y ya luego expusimos nuestro análisis y conclusión.

La Comisión Sexta del EZLN ha estado atenta a las opiniones y propuestas de una parte de compañer@s de la Otra campaña, en lo que se refiere a la llamada “crisis postelectoral”, a las movilizaciones en diversos puntos del país (particularmente en Oaxaca con la APPO, y en el DF con AMLO), y a la Otra Campaña. En cartas, en relatorías de reuniones y asambleas, en la página electrónica, en algunos casos en sus posiciones públicas, y en encuentros personales y de grupo, algun@s adherentes se han manifestado sobre estos puntos.

Durante parte del mes de julio y todo el mes de agosto, la Comisión Sexta del EZLN sostuvo reuniones multilaterales con algun@s compas adherentes de 19 estados de la república: D.F., Estado de México, Morelos, Michoacán, Querétaro, Tlaxcala, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Hidalgo, Zacatecas, Nuevo León, San Luis Potosí, Colima, Nayarit, Guanajuato y Aguascalientes.

Además, con organizaciones políticas y sociales con presencia en varias partes del país, y con nuestr@s compañer@s del Congreso Nacional Indígena.

Según nuestras limitadas posibilidades, sostuvimos estas reuniones en locales de l@s compas de la Otra en la Ciudad de México y en los estados de Morelos, Michoacán, Querétaro, Tlaxcala y Puebla.

No fue posible ni deseable para nosotros hablar directamente con tod@s l@s adherentes. Esto dio lugar a que, en algunas partes, se nos acusara de “excluir” a algun@s. Sobre esto decimos que, en La Otra Campaña, corresponde a cada grupo, colectivo, organización o persona decidir con quién se reúne de la Otra, cuándo, cómo y con qué agenda. Haciendo uso de este derecho la Comisión Sexta del EZLN escuchó y habló con quien aceptó nuestra invitación.

Sin embargo, aunque se trataron de reuniones privadas, nuestros planteamientos no fueron ni son secretos. A quienes, amables, nos escucharon, les pedimos entonces que transmitieran a otr@s compañer@s de sus estados y unidades organizativas de trabajo, lo que pensábamos como Comisión Sexta del EZLN. Algun@s de ell@s, con nobleza, accedieron y lo han hecho a cabalidad. Otr@s han aprovechado para agregar valoraciones de ell@s como si fueran del EZLN o han editado propositivamente su “relatoría” para dar una versión tendenciosa de lo que planteamos en esas reuniones.

Los temas de estas reuniones fueron:

La situación nacional arriba, particularmente lo electoral.
La situación nacional abajo, en la gente que no es de la Otra.
La situación de la Otra Campaña.
La propuesta del EZLN para el “¿qué sigue?” de la Otra Campaña.

Algunas de las reflexiones de l@s compas con los que nos reunimos las incorporamos ahora a nuestro pensamiento, reflexión y conclusión. Sin embargo, es preciso dejar claro que lo que ahora comunicamos, y proponemos, a tod@s nuestr@s compas de la Sexta y de La Otra es responsabilidad única de la Comisión Sexta del EZLN, y es como organización adherente a La Otra que lo hacemos.

A quienes se sintieron excluidos o marginados, nuestras disculpas sinceras y nuestra solicitud de comprensión.

Sólo de manera tendencial, presentamos una breve reseña de lo que ocurrió al interior del EZLN y desembocó en la Sexta Declaración, nuestro balance (que no pretende ser EL balance) a un año de la Sexta y la Otra, nuestro análisis y posición sobre lo que arriba ocurre, y nuestra propuesta para los siguientes pasos de La Otra.
Lo que aquí presentaremos fue ya consultado, en sus líneas generales, con l@s comandant@s del Comité Clandestino Revolucionario Indígena del EZLN, así que representa no sólo la posición de la Comisión Sexta sino la de la dirección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Sale y vale.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Septiembre del 2006.

Los Zapatistas y la Otra: los peatones de la historia. Septiembre del 2006.

Primera Parte: Los Caminos a la Sexta.

De manera sintética, puesto que ya hemos abundado en este tema, expondremos el proceso previo, interno al EZLN, a la Sexta Declaración:

1.- La traición de la clase política mexicana y su descomposición.- A finales de abril del 2001, luego de la Marcha del Color de la Tierra y del apoyo de millones de personas, de México y del mundo, a la causa del reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas, la clase política en su conjunto aprobó una contrarreforma. De esto ya hemos platicado más extensamente, ahora sólo señalamos lo fundamental: los tres principales partidos políticos nacionales, PRI, PAN y PRD, dieron la espalda a la justa demanda de los indígenas y nos traicionaron.

Entonces algo se rompió definitivamente.

Este hecho (que cuidadosamente “olvidan” quienes nos reclaman nuestras críticas a la clase política en su conjunto), fue fundamental para los pasos posteriores del EZLN, tanto en lo interno como en lo externo. A partir de ahí, el EZLN realiza una valoración de lo que fue su propuesta, el camino que siguió y las posibles causas de esa traición.

Por medio de análisis públicos y privados, el EZLN caracterizó al modelo socioeconómico dominante en México como NEOLIBERAL. Señaló que una de sus características es la destrucción del Estado-Nación, la que incluye, entre otras cosas, la descomposición de los actores políticos, de sus relaciones de dominio y de sus “modos”.

El EZLN había creído, hasta entonces, que existía cierta sensibilidad en algunos sectores de la clase política, particularmente los que se agrupaban en torno a la figura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (dentro y fuera del PRD); y que era posible, con movilizaciones y en alianza con este sector, arrancar a los gobernantes el reconocimiento de nuestros derechos como pueblos indios. Por ello, buena parte de las acciones públicas externas de EZLN estuvieron destinadas a la interlocución con esa clase política, y al diálogo y la negociación con el gobierno federal.

Pensábamos que los políticos de arriba iban a entender y a cumplir una demanda que había costado un alzamiento armado y sangre de mexicanos; que eso encaminaría el proceso de diálogo y negociación con el gobierno federal a un final satisfactorio; que así podríamos “salir” a hacer política civil y pacífica; que con el reconocimiento constitucional se tendría un “techo jurídico” para los procesos de autonomía que se vienen dando en varias partes del México indio; y que se fortalecería la vía del diálogo y la negociación como alternativa para la solución de conflictos.

Nos equivocamos.

La clase política en su conjunto fue avara, vil, ruin… y estúpida. La decisión que tomaron entonces los tres principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD) demostró que las supuestas diferencias entre ellos no son más que simulaciones. La “geometría” de la política de arriba se había trastocado. No había ni izquierda, ni centro, ni derecha. Tan sólo una banda de ladrones con fuero… y con cinismo en horario mediático estelar.

No sabemos si nos equivocamos desde el inicio, si ya para 1994 (cuando el EZLN opta por las iniciativas civiles y pacíficas) la descomposición de la clase política ya era un hecho (y el llamado “neocardenismo” era sólo una nostalgia del 88); o si en esos 7 años el Poder había acelerado el proceso de putrefacción de los políticos profesionales.

Desde 1994, personas y grupos de la entonces llamada “sociedad civil”, se habían acercado a nosotros para decirnos que el neocardenismo era honesto, consecuente y un aliado natural de todas las luchas populares, no sólo la neozapatista. Creemos que, en la mayoría de los casos, esa gente lo hizo con buena intención.

La posición del hoy empleado de Vicente Fox, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y de su hijo, el patético Lázaro Cárdenas Batel (hoy gobernador de un Michoacán controlado por el narcotráfico), en la contrarreforma indígena es ya conocida. De la mano del después flamante coordinador de la campaña de AMLO, Jesús Ortega, los senadores perredistas votaron una ley que fue denunciada como una farsa incluso por organizaciones indígenas anti-zapatistas. Se confirmaron así las palabras de un antiguo militante de izquierda: “el general Cárdenas murió en 1988”. Los diputados del PRD, por su parte, en la cámara baja aprobaron una serie de leyes secundarias y reglamentos que consolidaron la traición.

Sólo recordamos que, cuando denunciamos públicamente esta actuación del neocardenismo, fuimos atacados (caricaturas incluidas) por los mismos que ahora dicen que, en efecto, Cárdenas es un traidor (sólo que ahora por no haber apoyado a López Obrador). Claro, una cosa es traicionar a unos indios, y otra muy diferente traicionar al LÍDER. Se nos dijo entonces “sectarios”, “marginales”, y que, al “atacar” a Cárdenas “los zapatistas le hacían el juego a la derecha”. ¿Les suena? Y ahora el ingeniero se quiere hacer el “izquierdista” y crítico de AMLO… mientras trabaja para el inquilino de Los Pinos en la comisión de festejos del bicentenario de la independencia.

Después de esa traición, nosotros no podíamos hacer como si no hubiera pasado nada (no somos perredistas). Con el objetivo de la ley indígena habíamos entablado el proceso de diálogo y negociación con el gobierno federal y llegado a acuerdos, habíamos construido una interlocución con la clase política, y habíamos llamado a la gente (en México y en el mundo) a que se movilizara con nosotros con esa demanda.

En nuestro error habíamos arrastrado a mucha gente.

No más. El siguiente paso del EZLN no sólo no iría encaminado a hablar y escuchar a los de arriba, sino que los confrontaría… radicalmente. Es decir, el siguiente paso del EZLN iría contra todos los políticos.

2.- ¿Lucha armada o iniciativa civil y pacífica?.- Después del rechazo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a las protestas e inconformidades de diversas comunidades indígenas por la contrarreforma, algunos intelectuales (varios de los cuales nos reprocharían después el no apoyar a AMLO y al PRD en la lucha por la silla presidencial) llamaron implícitamente a la violencia. Palabras más, palabras menos, dijeron que a los indígenas ya no les quedaba otro camino (véanse las declaraciones y editoriales de esos días –septiembre y octubre del 2002-). Alguno de ellos, hoy flamante “intelectual orgánico” del movimiento postelectoral de López Obrador, festinó la decisión de la SCJN y escribió que, entonces, al EZLN sólo le quedaban dos caminos: o renegociar con el gobierno o alzarse de nuevo en armas.

Las disyuntivas que allá arriba se plantean (y que hacen suyas algunos intelectuales “de izquierda”), son falsas. Fue viendo hacia dentro nuestro, que decidimos no hacer ni una cosa ni otra.

Teníamos entonces la opción de la reanudación de los combates. No sólo teníamos la capacidad militar para hacerlo, también contábamos con la legitimidad para ello. Pero la acción militar es una típica acción excluyente, el mejor ejemplo de sectarismo. En ella están los que tienen los pertrechos, el conocimiento, las condiciones físicas y mentales, y la disposición no sólo a morir, sino a matar. Nosotros recurrimos a ella porque, como lo dijimos entonces, no nos habían dejado otro camino.

Además, habíamos hecho, en 1994, un compromiso de insistir en el camino civil. No con el gobierno, sino con “la gente”, con la “sociedad civil” que no sólo apoyó nuestra demanda, también participó directamente en nuestras iniciativas a lo largo de 7 años. Estas iniciativas fueron espacios para la participación de tod@s, sin más exclusión que la deshonestidad y el crimen.

Según nuestra valoración, teníamos un compromiso con esa gente. Así que nuestro siguiente paso, pensamos, debería ser también una iniciativa civil y pacífica.

3.- La lección de las iniciativas anteriores: mirar abajo.- Mientras la clase política, en 2001, convertía en ley su traición, en las comunidades zapatistas informaba la delegación que participó en la llamada “Marcha del Color de la Tierra”. Contra lo que se pueda pensar, el informe no se refería primordialmente a lo que se había hablado y escuchado con y de políticos, dirigentes, artistas, científicos e intelectuales; sino a lo que habíamos visto y escuchado del México de abajo.

Y la valoración que presentábamos coincidía con la que habían hecho los 5,000 delegados de la consulta de 1999 y los de la Marcha de los 1,111 en 1997. A saber, había un sector de la población que nos interpelaba, que nos decía “los estamos apoyando en esto de las demandas indígenas, pero ¿y nosotros qué?” Y este sector estaba, y está, formado por campesinos, obreros, empleados, mujeres, jóvenes. Sobre todo mujeres y jóvenes, con todos los colores pero la misma historia de humillación, despojo, explotación y represión.

No, no leímos que pidieran alzarse en armas. Tampoco que esperaran un líder, un guía, un caudillo, un “rayo de esperanza”. No, leímos y entendimos que esperaban que lucháramos junto con ell@s por sus demandas específicas, así como ell@s luchaban junto con nosotros por las nuestras. Leímos y entendimos que esa gente quería otra forma de organizarse, de hacer política, de luchar.

La “salida” de los 1,111 y de los 5,000 había significado “abrir” todavía más nuestros oídos y mirada, porque est@s compas habían visto y escuchado, DIRECTAMENTE Y SIN INTERMEDIARIOS, a l@s de abajo. No sólo la situación de vida de personas, familias, grupos, colectivos y organizaciones, también su convicción de lucha, su historia, su “esto soy”, su “aquí estoy”. Y era gente que no había podido visitar nunca nuestras comunidades, que no conocía directamente nuestro proceso, que sólo sabía de nosotros lo que nuestra palabra le había narrado. Y no era gente que hubiera estado en el templete de las distintas iniciativas en las que l@s neozapatistas hacíamos contacto directo con l@s ciudadan@s.

Era gente humilde y sencilla a la que nadie escuchaba, y que necesitábamos escuchar… para aprender, para hacernos compañer@s. Nuestro siguiente paso debería ser para hacer contacto directo con esa gente. Y si antes había sido para hablar y que nos escucharan, ahora debía ser para escucharl@s. Y no para relacionarnos con ell@s en una coyuntura, sino a largo plazo, como compañer@s.

También analizamos que la delegación zapatista, cuando “salía” a alguna iniciativa, era “aislada” por un grupo de personas: las que organizaban, las que decidían cuándo, dónde y con quién. No juzgamos si eran buenas o malas, sólo lo señalamos. Por lo tanto, la siguiente iniciativa debía poder “detectar” esos “aislamientos” en un inicio, para evitarlos más adelante.

Además, queriéndolo o no, las “salidas” del EZLN habían privilegiado la interlocución con un sector de la población: la clase media ilustrada, intelectuales, artistas, científicos, líderes sociales y políticos. Puestos a escoger, en la nueva iniciativa tendríamos que elegir entre ese sector o el de los más desposeídos. Y, si teníamos que elegir, lo haríamos por es@s, l@s de abajo, y construir un espacio para encontrarnos con ell@s.

4.- El “costo” de ser consecuente.- Cada conclusión que hacíamos en el análisis interno nos llevaba a una definición, y ésta a una nueva conclusión. Según nuestro modo, no podíamos llamar a la gente a una iniciativa sin decirle claramente lo que pensábamos y a dónde queríamos ir. Si valorábamos que con la clase política nada, que nada arriba, debíamos decirlo. Debíamos hacer una crítica frontal y radical de TODA la clase política, ya sin diferenciar (como diferenciábamos antes a Cárdenas del PRD), dando nuestros argumentos y razones. Es decir, avisarle a la gente lo que se había roto.

Pensamos entonces (y, como se vería después, no nos equivocamos) que el sector que antes siguió a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, “olvidaría” después las acciones legislativas y de gobierno del PRD, las incorporaciones de expriístas, los coqueteos con el gran dinero, las represiones y agresiones de gobiernos perredistas a movimientos populares fuera de su órbita, el silencio cómplice de López Obrador frente al voto perredista en el Senado contra los Acuerdos de San Andrés, y proclamaría a AMLO nuevo líder. De López Obrador hablaremos más adelante, por ahora sólo diremos que la crítica lo incluiría y, era de esperar, eso molestaría y alejaría a ese sector que había estado cerca del neozapatismo.

Este sector, formado principalmente, pero no sólo, por intelectuales, artistas, científicos y líderes sociales, incluía también a lo que llaman “la base social perredista” y a mucha gente que, sin ser afín o simpatizante del PRD, piensa que hubo o hay algo rescatable en la clase política mexicana. Y toda esta gente, junto a mucha más que no suscribía ni suscribe los análisis y posiciones del PRD, había formado una especie de “escudo” en torno a las comunidades indígenas zapatistas. Se había movilizado cada vez que sufríamos una agresión… menos cuando la agresión provino del PRD.

La crítica y la distancia frente a AMLO, a quien consideraban y consideran su alternativa para arriba, sería considerada una crítica a ell@s. Ergo, no sólo dejarían de apoyarnos, también pasarían a atacarnos. Así ocurrió.

Entre los “triunfos” de quienes, desde la academia, las ciencias, las artes, la cultura y la información, apoyan incondicional y acríticamente a López Obrador (y hacen ostentación de intolerancia y despotismo… aún sin tener el gobierno) está uno que ha pasado desapercibido: lograron lo que no pudo el dinero, las presiones y las amenazas, es decir, cerrar los pocos espacios públicos que daban lugar a la palabra del EZLN. Primero mintieron, luego tergiversaron y calumniaron, después arrinconaron y, por último, eliminaron nuestra palabra. Ahora tienen el campo libre para hacerse eco estridente (previa edición) de lo que dice y contradice AMLO, sin que nada ni nadie les haga sombra.

Pero el costo no sólo sería político… también militar. Es decir, el “escudo” dejaría de serlo y la posibilidad de un ataque militar contra el EZLN sería cada vez más atractiva para los poderosos. La agresión vendría entonces con ropas verde olivo, azules, tricolores… o, como ocurrió, amarillas (el gobierno perredista de Zinacantán, Chiapas, atacó con armas de fuego una movilización pacífica de bases de apoyo zapatistas el 10 de abril del 2004, los paramilitares amarillos formaron después, patrocinados por el PRD, las primeras “redes ciudadanas de apoyo a AMLO” -otro “olvido” de quienes reclamaron y reclaman que el EZLN no apoyara ni apoye al perredista-).

Entonces decidimos separar la organización político-militar de la estructura civil de las comunidades. Esto era una necesidad apremiante. La injerencia de la estructura político-militar en las comunidades había pasado, de ser un impulso, a convertirse en un obstáculo. Era el momento de hacerse a un lado y no estorbar. Pero no sólo se trataba de evitar que el proceso que habían construido (con aporte, ingenio y creatividad propios) las comunidades zapatistas, fuera destruido al mismo tiempo que el EZLN o estorbado por él. Se buscaría también que el costo de la crítica a la clase política fuera “pagado” sólo por el EZLN y, preferentemente, por su jefe militar y vocero.

Pero no sólo. En el caso de que las comunidades zapatistas decidieran dar el paso que el EZLN veía como necesario, urgente y consecuente, debíamos estar listos para sobrevivir a un ataque. Por eso, tiempo después, la Sexta Declaración de la Selva Lacandona arrancaría con una alerta roja, y había que prepararse, por años, para ella.

5.- Anticapitalista y de izquierda.- Pero la conclusión principal a la que llegamos en nuestra valoración no tenía qué ver con estos aspectos, digamos, tácticos, sino con algo fundamental: el responsable de nuestro dolor, de las injusticias, desprecios, despojos y golpes con los que vivimos, es un sistema económico, político, social e ideológico, el sistema capitalista. El siguiente paso del neozapatismo tenía que señalar claramente al responsable, no sólo de la conculcación de los derechos y de la cultura indígena, sino de la conculcación de derechos y de la explotación de la gran mayoría de la población en México. Es decir, debería ser una iniciativa anti-sistémica. Antes de eso, aunque tendencialmente todas las iniciativas del EZLN eran anti-sistémicas, no eran señaladas claramente. Toda la movilización en torno a los derechos y cultura indígena había sido dentro del sistema, incluso con la intención de construir interlocución y un espacio jurídico dentro de la legalidad.

Y definir al capitalismo como el responsable y el enemigo traía consigo otra conclusión: necesitábamos ir más allá de la lucha indígena. No sólo en declaraciones y propósitos, también en organización.

Se necesitaba, se necesita, pensábamos, pensamos, un movimiento que una las luchas en contra del sistema que nos despoja, nos explota, nos reprime y nos desprecia como indígenas. Y no sólo a nosotr@s como indígenas, sino a millones que no son indígenas: obreros, campesinos, empleados, pequeños comerciantes, ambulantes, trabajador@s sexuales, desempleados, migrantes, subempleados, trabajador@s de la calle, homosexuales, lesbianas, transgénero, mujeres, jóvenes, niñ@s y ancian@s.

En la historia de la vida pública del EZLN habíamos conocido a otras organizaciones y pueblos indios y nos habíamos relacionado con ell@s con fortuna. El Congreso Nacional Indígena nos había permitido no sólo conocer y aprender de las luchas y procesos de autonomía que pueblos indios estaban llevando adelante, también habíamos aprendido a relacionarnos con ell@s con respeto.

Pero también habíamos conocido a organizaciones, colectivos y grupos políticos y culturales con una definición claramente anticapitalista y de izquierda. Frente a ell@s habíamos mantenido desconfianza, distancia y escepticismo. La relación había sido, sobre todo, un continuo desencuentro… de ambos lados.

Al reconocer al sistema capitalista como responsable del dolor indígena, el EZLN tenía que reconocer que no sólo a nosotros nos producía ese dolor. Estaban, están, es@s otr@s que hemos ido encontrando a lo largo de estos 12 años. Reconocer su existencia era reconocer su historia. Es decir, ninguna de esas organizaciones, grupos y colectivos había “nacido” con el EZLN, ni a su ejemplo, ni a su sombra, ni bajo su techo. Eran, son, agrupamientos con una historia propia de lucha y dignidad. Una iniciativa antisistema capitalista debía no sólo tomarlos en cuenta, sino plantear una relación honesta con ell@s, es decir, una relación respetuosa.

L@s compas del Congreso Nacional Indígena nos habían enseñado que reconocer historias, modos y ámbitos es la base para el respeto. Así que pensábamos que era posible plantear esto a otras organizaciones, grupos y colectivos anticapitalistas. La nueva iniciativa debía plantearse la construcción de coincidencias y alianzas con es@s otr@s, sin que ello significara unidad orgánica o hegemonía de ell@s o del EZLN.

6.- Mirar arriba… lo que no se dice.- Conforme iba avanzando allá arriba la lucha por la silla presidencial, iba quedando claro para nosotros que lo fundamental no se tocaba: el modelo económico. Es decir, el sistema que padecemos como pueblos indios y como mexican@s, no era abordado por ninguna propuesta de quienes se disputaban el arriba, ni por el PRI, ni por el PAN, ni por el PRD.

Como ha sido señalado, no sólo por nosotros, la propuesta supuestamente de “izquierda” (la del PRD en general y la de AMLO en particular), no era ni es tal. Era y es un proyecto de administración de la crisis, asegurando ganancias para los grandes propietarios y controlando el descontento social con apoyos económicos, cooptación de dirigentes y de movimientos, amenazas y represión. Desde la llegada de Cárdenas Solórzano al gobierno de la capital, luego con Rosario Robles y después con López Obrador y Alejandro Encinas, la ciudad de México era y es gobernada como con el PRI, pero ahora bajo la bandera del PRD. Cambió el partido pero no la política.

Pero AMLO tenía, y tiene, lo que ninguno de sus antecesores: carisma y habilidad. Si antes Cárdenas usó el gobierno de la ciudad como trampolín para la presidencia; López Obrador también, pero con mayor pericia y fortuna que el ingeniero. El gobierno de Vicente Fox, con sus torpezas, se convirtió en el principal promotor y publicista de la candidatura del perredista. Según nuestras valoraciones, AMLO ganaría la elección para presidente de la República.

Y no nos equivocamos. López Obrador obtuvo el mayor número de votos entre quienes se disputaban la presidencia. Aunque no con la holgura que vaticinó, su ventaja fue clara y contundente.

En donde sí nos equivocamos es en pensar que el recurso del fraude electoral era ya cosa del pasado. De esto hablaremos más adelante.

Siguiendo con nuestro análisis, la llegada de AMLO y su equipo (formado por puros salinistas descarados o vergonzantes, además de una runfla de personas viles y ruines) a la presidencia de la República significaba la llegada de un gobierno que, aparentando ser de izquierda, operaría como de derecha (tal y como hizo, y hace, en el gobierno del DF). Y, además, llegaría con legitimidad, simpatía y popularidad. Pero nada de lo esencial del modelo económico sería tocado. En palabras de AMLO y su equipo: “se mantendrían las políticas macroeconómicas”.

Como casi nadie dice, las “políticas macroeconómicas” significan aumento de explotación, destrucción de la seguridad social, precarización del trabajo, despojo de tierras ejidales y comunales, aumento de la migración a los Estados Unidos, destrucción de la historia y la cultura, represión frente al descontento popular… y privatización del petróleo, la industria eléctrica y la totalidad de los recursos naturales (que, en el discurso lopezobradorista, se disfrazaban como “coinversión”).

La política “social” (los “analistas” afines a AMLO “olvidan”, otra vez, las grandes semejanzas con aquel “solidaridad” de Carlos Salinas de Gortari – el “innombrable” renombrado en el equipo de López Obrador) de la propuesta perredista, se nos decía, sería posible reduciendo el gasto del aparato gubernamental y eliminando (¡ja!) la corrupción. El ahorro obtenido serviría para la ayuda a los sectores “más vulnerables” (ancianos y madres solteras) y para apoyar las ciencias, la cultura y el arte.

Entonces pensamos: gana AMLO la presidencia con legitimidad y el apoyo de los grandes empresarios, además del respaldo incondicional de la intelectualidad progresista; sigue el proceso de destrucción de nuestra Patria (pero con la coartada de ser una destrucción “de izquierda”); y cualquier tipo de oposición o resistencia sería catalogada como “patrocinada por la derecha, al servicio de la derecha, sectaria, ultra, infantil, aliada de Martha Sahagún (entonces era Martita la que “sonaba” como precandidata del PAN – después la etiqueta diría “aliado de Calderón”-) y bla, bla, bla”, reprimida (como el movimiento estudiantil de 1999-2000; el pueblo de San Salvador Atenco –recordemos que todo inicia con el perredista presidente municipal de Texcoco, -los diputados del PRD en el Estado de México, hoy demandantes de la libertad de l@s pres@s, saludaron y apoyaron en su momento la represión policíaca-; y l@s jóvenes que fueron reprimid@s por el gobierno perredista de ese “defensor del derecho a la libre expresión”, Alejandro Encinas, paradójicamente, por bloquear una calle en demanda de libertad y justicia para Atenco); agredida (como las bases de apoyo zapatistas en Zinacantán); o calumniada, perseguida y satanizada (como la Otra Campaña y el EZLN).

Pero la ilusión se acabaría a la hora en que se fuera viendo que nada había cambiado para l@s de abajo. Y entonces vendría una etapa de desánimo, desesperación y desilusión, es decir, el caldo de cultivo para el fascismo.

Para ese momento sería necesaria una alternativa organizativa de izquierda. Según nuestro cálculo, en los primeros 3 años de gobierno se definiría la verdadera naturaleza del llamado “Proyecto Alternativo de Nación”.

Nuestra iniciativa debía tomar en cuenta esto y prepararse para ir con todo en contra (caricaturas incluidas) por varios años, antes de convertirse en una opción real, de izquierda y anticapitalista.

7.- ¿Qué seguía? La Sexta.- Para finales del 2002, el proyecto que después sería conocido como la Sexta Declaración de la Selva Lacandona estaba esbozado a grandes rasgos: una nueva iniciativa política, civil y pacífica; anticapitalista, que no sólo no buscara la interlocución con los políticos, sino que los criticara abiertamente y sin consideraciones; que permitiera el contacto directo entre el EZLN y l@s otr@s de abajo; que l@s escuchara; que privilegiara la relación con la gente humilde y sencilla, que permitiera la alianza con organizaciones, grupos y colectivos con el mismo pensamiento; que fuera de largo aliento; que se preparara para caminar con todo en contra (incluido el sector progresista de artistas, científicos e intelectuales) y dispuesta a enfrentarse a un gobierno con legitimidad. En suma: mirar, escuchar, hablar, caminar, luchar, abajo… y a la izquierda.

En enero del 2003, decenas de miles de zapatistas “tomaron” la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Machetes (en honor a l@s rebeldes de Atenco) y varas de ocote ardiendo brillaron e iluminaron la plaza central de la antigua Jovel. Habló la dirección zapatista. De entre ell@s, el Comandante Tacho advirtió a quienes apostaban a la desmemoria, el cinismo y la conveniencia: “Se equivocan, sí hay otra cosa”.
En ese momento, aún entre la sombra de la madrugada, la Sexta Declaración empezó a andar…
(Continuará…)
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN y Comisión Sexta.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Agosto-Septiembre del 2006.

(L@s zapatistas y la Otra: los peatones de la historia. II.).
Segunda Parte: Los Caminos de la Otra.
En agosto del 2003 nacen los Caracoles zapatistas y, con ellos, las llamadas Juntas de Buen Gobierno. Se avanzó entonces en la separación tendencial entre el aparato político-militar del EZLN y las estructuras civiles de los pueblos zapatistas. En forma paralela se trabajó en la estructuración de la cadena de mando y se afinaron los detalles para la defensa y resistencia ante un eventual ataque militar. Los primeros pasos para la Sexta Declaración y lo que después sería La Otra Campaña se estaban dando… 1.- ¿Sol@s?.- Durante la segunda mitad del 2004, el EZLN publica, en una serie de escritos, el fundamento de su posición crítica frente a la clase política y “manda” señales de por dónde va el asunto. Para el inicio del año del 2005 las premisas sobre las que se construiría la Sexta Declaración estaban listas. La contienda electoral tenía tiempo que se había adelantado. Se presentaban entonces 3 posibles caminos para el EZLN: incorporarse a la “ola” lopezobradorista haciendo caso omiso de las señales y datos que teníamos sobre su verdadera tendencia (o sea, siendo nosotros inconsecuentes); mantenerse en silencio y esperar a ver qué ocurría con el proceso electoral; o lanzar el proyecto que estábamos preparando. La decisión no le correspondía tomarla a la dirección zapatista, sino a las comunidades. Así que se empezó a preparar lo que más adelante sería la alerta roja, la consulta interna y, dependiendo de su resultado, la Sexta Declaración. El antecedente inmediato de la Sexta fue el texto llamado “La Imposible Geometría del Poder”. Viene después la alerta roja, que algunos interpretaron como el anuncio de una ofensiva zapatista o como una “respuesta” a los constantes patrullajes militares. No fue ni una cosa ni otra, sino la prevención frente a una acción militar enemiga… alentada por los ataques mediáticos de la intelectualidad progresista que, desencantada de que no la acompañáramos en sus loas a AMLO –y de que no nos quedáramos callados-, nos atacaba ya sin miramiento alguno. Se consulta la Sexta en los pueblos zapatistas y éstos deciden y dicen: “estamos dispuestos, aunque quedemos solos”. Es decir, a recorrer sol@s el país, escuchar a la gente de abajo, levantar con esa gente el Programa Nacional de Lucha para transformar nuestra patria y crear un nuevo acuerdo, una nueva Constitución. Para eso nos habíamos preparado por 3 años: para quedarnos sol@s. Pero no fue así. Pronto la Sexta Declaración empezó a recibir adhesiones. De todo el país llegaron comunicaciones que demostraban que la Sexta no sólo fue entendida y aceptada, también que much@s la hacían suya. Día a día, la Sexta creció y se hizo nacional. 2.- Los primeros pasos… y roces.- Como ya explicamos antes, habíamos previsto un proceso largo. Nuestra idea era convocar a una serie de encuentros iniciales para irnos conociendo entre quienes abrazábamos la causa y el camino. Y estos encuentros debían ya marcar una diferencia con los que se habían dado en otras ocasiones. Ahora el oído zapatista debía tener un lugar primordial. Iniciamos las reuniones con la de organizaciones políticas, para señalarles el lugar que les reconocíamos. Después con pueblos y organizaciones indígenas, para remarcar que no abandonábamos nuestra lucha, sino que la englobábamos en una más grande. Luego con organizaciones sociales, reconociendo un terreno donde el otro había construido su historia. Más luego, con ong´s, grupos y colectivos de diverso tipo que eran quienes se habían mantenido cerca nuestro. Después con familias e individuos, y así decir que para nosotr@s contaban tod@s, no importa su tamaño o número. Y al final, con l@s otr@s, es decir, reconocer que nuestra visión de afuera podía ser limitada (como es de por sí). En julio, agosto y septiembre del 2005 se realizan las llamadas “reuniones preparatorias”. En ellas cumplimos nuestra palabra, escuchamos con atención y respeto TODO lo que se dijo, incluidos reproches, críticas, amenazas… y mentiras (aunque entonces no sabíamos que eran mentiras). Hace un año, el 16 de septiembre del 2005, con la presencia de la hoy finada Comandanta Ramona, la dirección del EZLN hizo entrega formal de la autodenominada “Otra Campaña” al conjunto de l@s adherentes; informó que participaría en el movimiento, además de con las comunidades zapatistas, con una delegación (llamada “Comisión Sexta”) de su dirección; y anunció la “salida” del primer explorador, el delegado número zero (para indicar que seguirían otr@s delegad@s después), con la misión de conocer y escuchar, en todo el país, a tod@s l@s ya compañer@s que no habían podido asistir a las reuniones preparatorias, y para explorar las condiciones en las que realizaría su trabajo constante la Comisión Sexta. En esa primera plenaria, el EZLN propone que se cumpla con el propósito de la Sexta de construir otra forma de hacer política y se tome en cuenta la palabra de tod@s, sin importar si han asistido o no a las reuniones. También en esa reunión se dan los primeros intentos de algunas organizaciones para incorporar a La Otra Campaña a la lista de membretes que forman la “Promotora”, el “Frentote” y el llamado “Diálogo Nacional”. Frente a esa posición, el EZLN propuso que ahí no se decidiera nada. Que se argumentara y discutiera, pero que no se tomaran decisiones SIN LA PARTICIPACIÓN DE TOD@S L@S ADHERENTES. Quienes apostaban a que en asambleas se decidiera lo fundamental, con la ausencia de la gran mayoría de l@s adherentes, tuvieron su primer contratiempo cuando se acordó que los llamados “6 puntos” se fueran a discusión de tod@s en todo el país. Después, en reuniones posteriores a esa primera plenaria, el EZLN fue tomando distancia de esas organizaciones por la manipulación que pretendían ejercer. Las direcciones de esas pocas organizaciones, grupos y colectivos no fueron honestas. Como se vería después, apostaban a meterse al movimiento para dirigirlo, para reventarlo… o para negociar una mejor posición en el “mercado” en que se estaba convirtiendo el movimiento en torno a AMLO. Estaban tan seguros de que sería presidente… bueno, presidente oficial, que sentían que se les iba el tren (del presupuesto) y ni boleto tenían. Y la Otra era la mercancía a intercambiar por prebendas, candidaturas y puestos. 3.- Los primeros problemas.- También en esa plenaria se vio que había un desequilibrio: los grupos y colectivos (que encuentran en la asamblea su modo natural de discutir y decidir) tenían amplia ventaja sobre las organizaciones políticas y sociales, sobre familias e individu@s… y sobre los pueblos indios. Debemos decir en este punto que la mayoría de adherentes a la Sexta Declaración son indígenas (y eso sin contar a l@s zapatistas). Si no se refleja en actos y reuniones, es porque los pueblos indios tienen otros espacios de participación, y de lucha, menos “visibles”. Por ahora baste decir que si se reunieran, en una ocasión y lugar, tod@s l@s adherentes, habría (en un cálculo muy conservador) una proporción de 10 indígenas para cada persona de otra organización política, social, ong, grupo, colectivo, familia o individu@. Ojala y se pudiera, los pueblos indios enseñarían entonces, a tod@s, que no usamos el “yo”, sino el “nosotros”, para nombrarnos y para ser quienes somos. Vimos todo esto y algunas cosas más (por ejemplo, que no había un mecanismo de toma de decisiones, ni un espacio para el debate; que los grupos y colectivos querían imponer su modo a las organizaciones políticas y sociales, y viceversa) pero no nos preocupamos. Pensábamos que lo primero era conocernos tod@s y, ya después, entre tod@s definir el perfil, entonces todavía incompleto, de la Otra. 4.- Los plazos.- Según nuestra idea, iniciar la Otra y “salir” al primer recorrido en tiempo electoral tenía varias ventajas. Una era que, dada nuestra posición anti clase política, no seríamos “atractiv@s”, en los templetes y reuniones, para quienes estaban, y están, en la pista electoral. El ir a contrapelo de los “bien pensados” exhibiría a quienes se acercaron antes al EZLN sólo para tomarse la foto, y l@s llevaría a evitarnos y a deslindarse del neozapatismo (con libros, declaraciones… y candidaturas). Otra no menos importante era que, como íbamos a escuchar a l@s de abajo, la palabra de las otras luchas se haría visible, y así se haría palpable también su historia y su trayectoria. Entonces, el “mostrarse” en la Otra sería también “mostrarse” para la represión de caciques, gobierno, empresarios y partidos. Según nosotros, el que fuera en época electoral elevaría el “costo” de una acción represiva y disminuiría la vulnerabilidad de las luchas y organizaciones pequeñas. Una ventaja más era que, absorbidos como estaban allá arriba en lo electoral, nos dejarían en paz para nuestro proyecto y el neozapatismo dejaría de ser una moda a modo. Bueno, entonces pensamos en los siguientes plazos: .- 6 meses de gira de exploración y conocimiento por todo el país (de enero a junio del 2006). Al terminar, informe a toda La Otra: “est@s somos, estamos aquí, ésta es nuestra historia”; dejar pasar el proceso electoral y preparar el siguiente paso. .- Después, una siguiente etapa para profundizar el conocimiento y crear los medios de comunicación y apoyo (la red) entre l@s adherentes para apoyarnos y defendernos entre todos (ya con la participación de más delegad@s de la Comisión Sexta, -septiembre del 2006 a finales del 2007-, con intermedios para informar y relevar a l@s delegad@s). .- Más luego, la exposición, el debate y la definición del perfil de La Otra según tod@s sus adherentes, no sólo el EZLN (todo el año del 2008). .- Para el 2009, 3 años después de iniciada, La Otra podría presentarse ya ante nuestro pueblo con un rostro y voz propios, construidos por tod@s. Entonces sí, a levantar el Programa Nacional de Lucha, de izquierda y anticapitalista, con y por l@s de abajo. Recordemos que, según nuestro análisis, para ese año se acabaría el “sueño lopezobradorista”. Entonces nuestra patria no tendría la desilusión, el desánimo y la desesperanza como único futuro, sino que habría “otra cosa”… 5.- Los pasos hasta Atenco: ¿ser compañer@s?.- Inició entonces la gira… y pasó lo que pasó. El dolor que habíamos intuido no se comparaba ni de lejos con el que íbamos encontrando, escuchando y conociendo a nuestro paso. Gobiernos de todos los partidos políticos (incluyendo a los de supuesta “izquierda” –PRD, PT y Convergencia-) aliados con caciques, terratenientes y empresarios para despojar, explotar, despreciar y reprimir a ejidatarios, comunidades indígenas, pequeños comerciantes y ambulantes, trabajador@s sexuales, obreros, empleados, maestros, estudiantes, jóven@s, mujeres, niños, ancianos; para destruir la naturaleza, para vender la historia y la cultura; para fortificar un pensamiento y actuar intolerantes, excluyentes, machistas, homofóbicos y racistas. Y nada de eso aparecía en los grandes medios de comunicación. Pero si el México de abajo que íbamos encontrando destilaba un dolor indignante, las rebeldías organizadas que iban apareciendo, y uniéndose, develaban y (desvelaban) “otro” país, uno en ebullición, en lucha, en construcción de alternativas propias. Si en sus primeros pasos, el recorrido de la Comisión Sexta fue visto, con la torpeza del que sólo mira hacia arriba, como “un buzón ambulante de quejas”, pronto se transformó y la palabra del otro, de la otra, fue adquiriendo el tamaño que el silencio de los de arriba había disimulado hasta entonces. Historias asombrosas de heroísmo, dedicación y sacrificio para resistir la destrucción que viene de arriba, tuvieron oído y eco en l@s demás adherentes honestos. Llegamos así al Estado de México y al DF con un cargamento que incluía a lo mejor de todos los colores que abajo luchan. El calendario marcó el 3 y 4 de mayo del 2006, y el dolor y la sangre pintaron al pueblo de Atenco y a l@s compas de la Otra Campaña. Dando una verdadera lección de lo que es ser compañer@s en La Otra, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de Atenco, se movilizó para apoyar a compas de Texcoco. El gobierno municipal (PRD) fingió dialogar y negociar, mientras llamaba a la policía estatal (PRI) y a la federal (PAN) para reprimir. Los partidos más representativos de la clase política, PRD-PRI-PAN, conjuntaron fuerzas para golpear a La Otra. Alrededor de 200 compas fueron agredid@s, golpead@s, torturad@s, violad@s y encarcelad@s. Un menor de edad, Javier Cortés Santiago, fue asesinado por la policía. Nuestro joven compañero Alexis Benhumea Hernández, adherente a La Otra y estudiante de la UNAM, después de una larga agonía, murió también asesinado. La mayoría reaccionamos y emprendimos acciones de solidaridad y apoyo, de denuncia y presión. Con un mínimo de decencia y compañerismo, detuvimos la gira de la Comisión Sexta del EZLN y nos dedicamos, primero, a contrarrestar la campaña de desprestigio y mentiras que, en los medios masivos de comunicación, se hacía en contra del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (lo que ofendió a algun@s compas de medios alternativos); después a actividades que recaudaran fondos para l@s pres@s, y a actos para exponer la verdad sobre lo ocurrido. Al contrario de la mayoría de La Otra, algunas organizaciones sólo se preocuparon y movilizaron mientras tuvieron militantes suyos presos, o mientras los actos eran llamativos. Cuando sus compañeros salieron libres y Atenco “pasó de moda”, dejaron caer la demanda que exigía la libertad y la justicia para l@s demás pres@s. Tiempo después serían los primeros en correr a instalarse en el plantón de AMLO en el Zócalo y Reforma. Lo que no hicieron por Atenco, lo hicieron por López Obrador… ¡porque con él estaban “las masas”!... bueno, también los reflectores. Otras organizaciones se dedicaron a aprovechar la coyuntura para, mañosamente, tratar de imponer a La Otra una política de alianzas con quienes estaban, y están, mirando hacia arriba. Con el pretexto de “tenemos que unirnos tod@s en la lucha por l@s pres@s”, pretendieron (manipulando asambleas plenarias) imponer acuerdos que ataban a La Otra al cálculo electorero de organizaciones de amarillo abierto o vergonzante. Y no sólo, se dedicaron a sembrar la discordia y la división, diciendo que el EZLN quería imponerle al pueblo de Atenco una política de alianzas sectaria. Pero fracasaron. Alguna otra organización, con algun@s compañer@s, se dedicaron a decir que l@s pres@s no saldrían pronto, que no había por qué dedicar tanto esfuerzo a eso, que “alguien” (que no fueran ell@s, por supuesto) se encargara del asunto, que La Otra siguiera y que la Comisión Sexta del EZLN había cometido un error al detener su viaje, que había sido una decisión “unilateral”, y que mejor continuara su recorrido… para llegar a los lugares donde tenían trabajo político o les interesaba hacerlo. Pero la actitud de est@s “compañer@s” fue superada por la actividad solidaria de la mayoría de La Otra. En todo México, y en más de 50 países del mundo, la demanda por la libertad y la justicia para l@s pres@s de Atenco resonó con muchos colores. 6.- Indios versus mestizos y provincia versus DF.- Si el EZLN había previsto para La Otra un paso pausado y alargado (con una o dos plenarias por año), en los meses de mayo y junio del 2006 hubo hasta 4 plenarias, todas en el D.F., puesto que ahí se concentraron buena parte de las actividades para Atenco. Y en esas reuniones, los “profesionales de las asambleas” maniobraron para convertirlas en instancias de decisión, sin importar que eso hacía a un lado uno de los propósitos esenciales de la Sexta: tomar en cuenta a tod@s. Convocadas para lo de Atenco, las asambleas quisieron ser manipuladas por algunas organizaciones, grupos y colectivos, primordialmente del D.F., para tomar decisiones y definiciones… que les convenían a ell@s. Y esa lógica se generalizó. Algunas discusiones y decisiones eran, por decir lo menos, ridículas. Por ejemplo, en una de las plenarias, alguien que tiene trabajo cultural con la lengua náhuatl, propuso que el náhuatl fuera el idioma oficial en el país y que se le entregara al EZLN (que está formado, en un 99.99% por indígenas que hablan lenguas de raíz maya) el documento. La asamblea votó por aclamación que sí. De esta forma, la plenaria de La Otra decidía tratar de imponer lo que no habían podido lograr los aztecas, los españoles, los gringos, los franceses, los etcéteras, y todos los gobiernos desde la época de la Colonia: despojar a las comunidades zapatistas de su lengua original… que no es el náhuatl. En una asamblea posterior, la mesa pretendía poner a discusión si los pueblos indios eran un sector o no… sin que l@s compañer@s indígenas hubieran dicho nada. Después de 500 años de resistencia y lucha, y a 12 años del alzamiento armado zapatista, la asamblea iba a discutir qué eran los pueblos indios… sin darles la palabra. Si la represión en Atenco nos obligó a responder organizadamente como movimiento, el vacío creado por la falta de definiciones básicas (como el lugar del debate, y la forma y modo de la toma de decisiones) corre el peligro de ser llenado por las propuestas y “modos” de quienes se diferencian del resto de adherentes, no sólo en que pueden estar presentes en las asambleas, también en que pueden aguantar horas y horas esperando el momento oportuno (o sea, cuando van a ganar) de votar su propuesta… o el de reventar la votación con “mociones” (cuando van a perder). En una asamblea vale el que habla, no el que trabaja. Y el que habla castilla. Porque si sólo habla lengua indígena, los “españolistas” aprovechan para ir al baño, comer o dormitar. L@s zapatistas hemos revisado la Sexta y en ningún punto se dice que, para ser adherente, hay que saber español… u oratoria. Pero, en las asambleas, la lógica de esas organizaciones, grupos y colectivos así lo ha estado imponiendo. Y hay más. En esas asambleas se votaba a mano alzada. Y da la casualidad que, como son en un punto geográfico (digamos el DF), La Otra en estados y regiones envía delegados con el pensamiento que acordaron los adherentes de esos lugares. Pero a la hora de votar, esto no se tomaba en cuenta. Para la asamblea valía igual el voto de un delegado estatal o regional, que el de uno que era parte de un grupo o colectivo. Y había compañer@s que tenían que viajar días enteros para llegar a la asamblea, pero ésta establecía que debía sujetarse a los mismos 3 minutos de intervención que tenía una persona que había llegado en metro a la sede de la reunión. Y, si el delegado estatal o regional tenía que marcharse porque le esperaban días de camino para llegar a su tierra, y no podía quedarse hasta el final de la asamblea (cuando la mesa -como en la plenaria del 1 de julio- estaba votando resolutivos con puros adherentes del D.F. -agolpados en la puerta porque ya estaban apagando las luces del local-), pues ni modos. Y si el resolutivo estaba acordando que habría otra asamblea en 15 días, ahí en el DF, y el o la compa era delegad@ de una comunidad indígena, pues que le apurara a llegar a su pueblo y le impusiera el tiempo de la ciudad a un pueblo indio que entró a La Otra porque pensó que era el lugar donde sería respetado su modo… y su tiempo. Las acciones y actitudes de esos grupos y colectivos (que son minoritarios en la Otra del DF y nacional, pero hacen bulla como si fueran mayoritarios), provocó la aparición de dos tendencias que son visibles dentro de La Otra: .- Que algun@s compas de provincia identifiquen a l@s defeños con esa forma autoritaria (disfrazada de “democrática”, “antiautoritaria” y “horizontal”) y gandalla de participar, discutir y tomar acuerdos. Sin ser parte de esa forma de “reventar” las reuniones, la mayoría de l@s compas del DF es incluida como objeto de repudio. .- Que compas del Congreso Nacional Indígena identifiquen los desprecios y torpezas de esos grupos como “modo” de todos los mestizos. Porque si alguien sabe estar, discutir y acordar en una asamblea, son los pueblos indios (y rara vez llegan a votar para ver quién gana). Otra injusticia, porque la inmensa mayoría de l@s no indígenas de la Otra respetan a los indígenas. Ambas tendencias son injustas y falsas. Pero el problema está, pensamos l@s zapatistas, en que las asambleas permiten ese engaño, a saber, que algunos grupos, colectivos u organizaciones presenten como de tod@s, o de la mayoría, sus modos sucios y deshonestos de discutir y acordar. No. L@s zapatistas pensamos que las asambleas son para informar y, en todo caso, para discutir y acordar cuestiones operativas, no para discutir, acordar y definir. Pensamos también que fue un error nuestro, del EZLN, el no haber abordado desde un principio de La Otra lo de la definición de los espacios y mecanismos para la información, el debate y la toma de decisiones. Pero señalar y reconocer nuestras deficiencias como organización y como movimiento no resuelve los problemas. Siguen faltando esas definiciones básicas. Sobre esto, sobre los llamados “6 puntos”, haremos una propuesta en el capítulo final de estas reflexiones. 7.- Otro “problema”.- Ha sido señalada por algunos colectivos y personas la crítica al “protagonismo” y “autoritarismo” del Sup. Comprendemos que algun@s se sientan ofendidos por la presencia de un militar (aunque sea “otro”) en La Otra, puesto que es la imagen de la verticalidad, el centralismo y el autoritarismo. Dejando de lado que estas personas “se saltan” lo que el EZLN y su lucha representan para millones de mexican@s y de personas en todo el mundo, les decimos que no hemos “usado”, en beneficio propio, la autoridad moral que se han ganado nuestros pueblos en más de 12 años de guerra. En nuestras participaciones en La Otra, hemos defendido con lealtad a quienes la integran… aunque no estemos de acuerdo en sus símbolos y posiciones. Con nuestra voz hemos defendido la hoz y el martillo de l@s comunistas, la @ sobre fondo negro de anarquistas y libertarios, a l@s skinheads, a l@s punks, a l@s darket@s, a la banda, a la raza, a l@s autogestionari@s, a l@s trabajador@s sexuales, a quienes promovían la abstención electoral o la anulación del voto o que no importara si se votaba o no, al trabajo de los medios alternativos, a quienes usan y abusan de la palabra, a l@s intelectuales que están en La Otra, al trabajo político silencioso pero efectivo del Congreso Nacional Indígena, al compañerismo de organizaciones políticas y sociales que, sin alardear, han puesto TODO lo que tienen en La Otra y en la lucha por la libertad y la justicia para l@s pres@s de Atenco, al libre ejercicio de la crítica, a veces soez y altanera (como la que se hace a organizaciones sociales y políticas del DF que ponen el espacio, las sillas y el equipo de sonido para actos y reuniones de La Otra, y por eso se les acusa… ¡de protagonismo!), o, no pocas veces, fraternal y compañera. Y también hemos recibido, contra nosotr@s, verdaderas estupideces, disfrazadas de “críticas”. No hemos respondido a ellas… todavía. Pero las hemos diferenciado de las que se hacen, honestas, para señalar nuestros errores y hacernos mejores. 8.- Tendencias frente a la movilización postelectoral de AMLO.- El fraude electoral perpetrado en contra de López Obrador, produjo, entre otras cosas, el surgimiento de una movilización. Nuestra posición frente a esto la diremos después. Ahora señalamos algunas de las posiciones que, según hemos visto, se presentan en La Otra Campaña: .- Está la posición deshonesta y oportunista de algunas, pocas, organizaciones políticas de izquierda. Ellas sostienen que estamos ahora frente a un momento histórico y pre-insurreccional (un parte aguas, mano, y con esta lluvia lo que se necesita es un paraguas), pero que AMLO no es un líder que sabrá conducir a las masas al asalto del palacio de invierno… bueno, de palacio nacional. Pero para eso están las vanguardias concientes por quienes esperan y suspiran las masas que ahora convoca el perredista. Entonces se sumaron al plantón y a las movilizaciones lopezobradoristas “para crear conciencia en las masas”, “arrebatar” el movimiento a esa dirección “reformista” y “claudicante”, y llevar la movilización “a un estadio superior de lucha”. Tan pronto juntaron sus dineritos, declararon “muerta y difunta” a La Otra Campaña (¿Marcos? ¡bah!, un cadáver político), se compraron su carpa o tienda de campaña y se instalaron en el plantón de Reforma. Ahí llamaron a juntar víveres. No, no para l@s compas que, en condiciones heroicas, mantienen el plantón de Santiaguito en apoyo a l@s pres@s de Atenco, sino para el plantón lopezobradorista. Ahí organizaron conferencias y mesas redondas, y distribuyeron volantes y periódicos “revolucionarios” con “profundos” análisis sobre la coyuntura, la correlación de fuerzas y el surgimiento de frentes de masas, coaliciones populares… ¡y más promotoras y diálogos nacionales! ¡Hurra! ¡Sííííííí! Y, bueno, ahí esperaron pacientemente a que las masas se dieran cuenta de su error (de las masas, claro) y aclamaran su claridad y determinación (de esas organizaciones, claro), o a que López Obrador, o Manuel Camacho, o Ricardo Monreal, o Arturo Núñez acudieran a ellos en busca de consejo, orientación, apoyo, d-i-r-e-c-c-i-ó-n,… pero nada. Después asistieron impacientes a la CND para aclamar y proclamar a AMLO como presidente legítimo. Ahí mismo aceptaron sin chistar la dirección y el control político de, entre otros “insignes” “revolucionarios”: Dante Delgado, Federico Arreola, Ignacio Marván, Arturo Nuñez, Layda Sansores, Ricardo Monreal y Socorro Díaz (si encuentra alguno que no haya sido priísta, se ganará un premio), es decir, los pilares fundamentales de la “nueva” república, la “nueva” generación del futuro “nuevo” partido político (¡chin! ¿me estoy adelantando?). Las masas se fueron ahora a sus casas, a sus trabajos, a sus luchas, pero estas organizaciones sabrán esperar el momento oportuno… ¡y le arrebatarán a López Obrador la dirección del movimiento! (¡já!) Lo que sea de cada quién, ¿a poco no son conmovedoras? .- También está, dentro de La Otra, una tendencia honesta que se encuentra preocupada sinceramente por el “aislamiento” que pudiera representar el no sumarse a la movilización de AMLO. Suponen que es posible apoyar la movilización, sin que eso represente apoyar al perredista. Ell@s analizan que hay ahí gente de abajo, y que hay que acercarse a ella porque nuestro movimiento es con y para l@s de abajo, y porque si no lo hacemos habremos de pagar un alto costo político. 9.- La Otra realmente existente.- Y está la tendencia que, según lo que hemos visto y escuchado, es la mayoritaria dentro de La Otra Campaña. Esta posición (que es también la nuestra como zapatistas), sostiene que la movilización lopezobradorista no es nuestra pista y que hay que seguir mirando abajo, creciendo como La Otra, sin buscar a quien dirigir y mandar, ni suspirar por quien nos mande y dirija. Y esta posición sostiene claramente que no han cambiado las consideraciones que alientan a la Sexta Declaración, es decir, nacer y crecer un movimiento desde abajo, anticapitalista y de izquierda. Porque, fuera de esos problemas que detectamos y señalamos, y que se localizan y focalizan en algun@s compas dispersos en varios puntos del país (no sólo en el DF) y en esas pocas organizaciones (que, ahora lo sabemos y entendemos, nunca han estado ni estarán sino donde hay masas… esperando a una vanguardia), La Otra en todo el país sigue su andar y no abandona ni su camino ni su destino. Es La Otra de las presas y presos polític@s de Atenco, la de Ignacio Del Valle, Magdalena García, Mariana Selvas y todos los nombres y rostros de esa injusticia. Es La Otra de tod@s l@s pres@s polític@s en Guanajuato, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Jalisco, Guerrero, Estado de México, y en todo el país; La Otra de Gloria Arenas y Jacobo Silva Nogales. Es La Otra del Congreso Nacional Indígena (región Centro-Pacífico), que extiende sus contactos a las penínsulas de Yucatán y de Baja California, y al noroeste, y crece. Es La Otra que en Chiapas florece sin perder identidad y raíz, logra organizar y articular zonas y luchas que habían permanecido separadas, y avanza en la explicación y definición de la otra lucha de género. Es La Otra que en grupos y colectivos culturales y de información sigue demandando la libertad y la justicia para Atenco, que fortalece sus redes, que arranca músicas para otros oídos y baila con otros pies. Es La Otra que en el plantón de Santiaguito se mantiene y se convierte en una luz y un mensaje para nuestr@s compañer@s pres@s: “no l@s olvidamos, l@s sacaremos”. Es La Otra que en organizaciones políticas de izquierda y sociales anuda más sus relaciones y compromisos con una nueva forma de hacer política. Es La Otra que en los estados del norte de México, y al otro lado del río Bravo, no se detuvo a esperar a la Comisión Sexta y siguió trabajando. Es La Otra que en Morelos, Tlaxcala, Querétaro, Puebla, la Huasteca Potosina, Nayarit, Estado de México, Michoacán, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo, Veracruz, Campeche, Aguascalientes, Hidalgo, Guerrero, Colima, Jalisco, el Distrito Federal, aprende a decir “nosotr@s” luchando. Es La Otra que en Oaxaca hace crecer, abajo y sin protagonismos, el movimiento que ahora asombra a México. Es La Otra de l@s jóven@s, las mujeres, l@s niñ@s, l@s ancian@s, los homosexuales, las lesbianas. Es La Otra del pueblo de Atenco. Es La Otra, algo de lo mejor que han parido estas tierras mexicanas. (Continuará…)
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General delEjército Zapatista de Liberación Nacional.Comisión Sexta del EZLN. Subcomandante Insurgente Marcos.México, Septiembre del 2006.COMUNICADO DEL COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.