Las transformaciones del medio rural a urbano:
El caso del asentamiento irregular del paraje Cazulco en la Ciudad de México.
Salvador Y. Vargas Rojas
Lorenzo I. Vargas Sánchez.
Las condiciones socioeconómicas que prevalecen en la Ciudad de México para la adquisición de vivienda no han sido solucionadas aún con los cambios políticos que la ciudad ha tenido. Como consecuencia, todavía es común que se presenten casos como el asentamiento irregular de Paraje Cazulco, el cual es un ejemplo del crecimiento periférico y exclusión urbana de ésta metrópoli. Uno de los principales factores que generan las condiciones desfavorables de este sitio son las políticas partidistas de cooptación y control del voto que no han sido eliminadas, principalmente el sufragio que se negocia a cambio de servicios urbanos, materiales para la construcción de vivienda o bien la “permisibilidad” para asentarse en lugares de reserva ecológica, baldíos y zonas de alto riesgo. El caso de Paraje Cazulco permitió constatar que son estos quienes fomentan el crecimiento urbano hacia las escasas áreas de reserva ecológica que se encuentra al suroeste de la ciudad, en el perímetro de la Delegación Álvaro Obregón.
Paraje Cazulco colinda con el Parque Nacional de los Dínamos, cuanta con una topografía semiabrupta, pero las condiciones ambientales son muy favorables para los inversionistas (nacionales y extranjeros) que valoran las vastas áreas verdes y boscosas para desarrollos de residencias de elevado valor inmobiliario regularmente fijado en dólares.
El asentamiento irregular data de 1997 y es un territorio que pertenece al pueblo de San Nicolás Totolapan, la zona del asentamiento carece de límites, por lo que no se puede identificar como una unidad independiente, además de que tiene una situación legal indefinida, ya que también disputan estas tierras los comuneros de la Magdalena, debido a que se ha detectado una superficie libre de más de 300 hectáreas que es considerada bien comunal mientras que el ejido de San Nicolás Totolapan, afirma que son bienes ejidales y no comunales, ninguno de las dos poblaciones ha hecho valer sus derechos, lo que tendría que resolverse ante el Tribunal Unitario Agrario[1] presentando una controversia.
Esta irregularidad sobre la posesión de la tierra, provocó grupos de familias se apropiaran de buena parte de esa área, la mayoría de ellas con el argumento de que eran hijos de ejidatarios o provenía de San Nicolás, por lo que justificaban su expansión hacia esos baldíos. No obstante también se han identificado personas ajenas al pueblo, que han venido a vivir de forma irregular en este sitio, pero que además, quien sabe cómo, ha logrado obtener escrituras sobre dicha propiedad, siendo que no existe un estatus legal de si son tierras comunales o ejidales y además se encuentran en un área considerada como de reserva ecológica.
La parte más antigua de Cazulco, está lotificada, cuenta con infraestructura urbana: pavimentación, drenaje, agua y electricidad, así como transporte público, servicios que la población ha adquirido a través de su organización y su lucha constante, sin embargo, los planes de Desarrollo Urbano del Distrito Federal consideran esta zona como “área de rescate ecológico” lo que resulta contradictorio puesto que son terrenos ejidales y esa disposición afecta no sólo su condición de vida, sino su área de trabajo, por tanto, sus fuentes de ingresos económicos.
Aún no existe una actualización del programa de desarrollo delegacional urbano, como tampoco existe un plan alternativo que resuelva con justicia la situación sobre el suelo de Cazulco. No obstante, este paraje tiene una dinámica de transformación espacial muy diversa que va de lo rural a lo urbano, de ahí que la investigación realizada resolvió delimitar diferentes aspectos de Cazulco que marcan su evolución hacia la expansión urbana, con el fin de sentar las bases de una planeación territorial para evitar que el crecimiento urbano pueda afectar el Parque Nacional de los Dinamos.
El relieve en que se encuentra Cazulco no permite una accesibilidad directa con la carretera a los Dinamos, por el contrario, para llegar a este paraje es necesario pasar por el pueblo de San Nicolás. La avenida queda acceso a Cazulco es una prolongación de Buenavista y es la arteria vial más importante para acceder a dicho asentamiento.
En el siguiente mapa se puede observar que pese a que el territorio es pequeño, este puede regionalizarse en cuatro zonas básicas, que hemos llamado: casco viejo; la zona de transición; el área rural y finalmente la zona de riesgo. Cada una con características particulares y con un sentido de análisis amplio para cada unidad.
El casco viejo es la parte más consolidada de Cazulco, presenta una infraestructura urbana completa, pero con ausencia de mantenimiento. Es común ver viviendas precarias, en obra negra o con problemas en la instalación de servicios, lo cual aumenta la vulnerabilidad ante cualquier accidente. También es el área más densamente poblada y los lotes albergan familias extensas, por lo que se registra un grave proceso de hacinamiento, promiscuidad, alcoholismo y violencia entre vecinos. Las calles son demasiado angostas, sin banquetas pero permiten el acceso a automóviles particulares y transporte público que vincula el poblado con la estación del metro Miguel Ángel de Quevedo.
La zona de transición es un área que sufre las transformaciones de su uso de suelo agrícola a residencial y tiene acceso más directo a la avenida principal. El tipo de vivienda es variado y refleja distintas condiciones económicas de acuerdo al material usado, al número de metros y los acabados en la construcción, por ejemplo, se puede observar el uso de ladrillo rojo, madera, o bloque con acabados especiales de herrería, aunque también abunda el uso de materiales precarios. Respecto a la infraestructura, esta zona carece de pavimentación, pero tiene los demás servicios. Las casas que se encuentra sobre la avenida principal, tienden a ser de uso mixto, donde el comercio al menudeo se genera a través de las misceláneas o tienditas. Es escasa la vivienda con crecimiento vertical, el nivel más alto de construcción es de tres pisos, pero es común observar viviendas con crecimiento horizontal, a manera de vecindarios. Por ser una zona reciente, este lugar no refleja las crisis de los conflictos y patologías sociales, pero tiende al desarrollo habitacional y a la actividad comercial.
La tercera zona de estudio es de carácter rural, aunque la imagen es un tanto engañosa. Al observar terrenos con sembradíos de avena, se pensó que eran de propiedad de los habitantes que viven ahí. La situación real es que el dueño de esos terrenos vive en la Delegación Magdalena Contreras, y es un rentista, presta las tierras para que otros la siembren a cambio de una renta, pero también ha lucrado fraccionando parte de su terreno y poniéndolo en venta a particulares. Este ejemplo de cambio de uso de suelo agrícola a habitacional, se ha dado porque la agricultura ha dejado de ser para los minifundistas y comuneros una actividad económica que les permita sobrevivir, sobre todo estando en la periferia de la ciudad, por lo que se buscan alternativas de trabajo diferentes a la agrícola. Sin embargo los terrenos en esta zona están orientados a la producción de avena, maíz y maguey, de esta última planta actualmente se extrae aguamiel. La zona carece de una infraestructura urbana formal, y la vivienda es de materiales precarios característicos de zonas rurales más pobres: madera y láminas de cartón.
En la cuarta y última zona la situación de riesgo es evidente, esta tiene características similares a la parte vieja de Cazulco, cuenta con todos los servicios y está pavimentada. Sin embargo el riesgo es provocado por la adquisición irregular de los terrenos en suelos que pueden ser colapsables, ya que es probable que se den deslizamientos de tierra, como ya ha sucedido en tiempo de lluvias. Esta situación provoca que el deterioro de la vivienda sea mayor. Sin embargo es un área densamente poblada y por ser el eje de extensión urbana del pueblo de San Nicolás, concentra una alta actividad comercial d carácter convencional, además de pertenecer a la parte vieja de Cazulco, las patologías sociales son mayores y la organización vecinal es casi nula.
Con base a la delimitación anterior en cuatro zonas, se realizó el estudio por AGEB con los datos que arrojó el censo del año 2000 donde se observa que existe un incremento de la población de aproximadamente mil habitantes cada diez años. Mientras que en 1990, la población de la AGEB 045-7 (a la que pertenece Cazulco) era de 2 929 habitantes, para 1995 ya existían 3 854 habitantes. La tasa de crecimiento anual disminuyó de 5.64 por ciento a 5.33 por ciento. Actualmente la población es de 4 997 habitantes y esta integrada en 288 familias, distribuidas en 6.7 hectáreas que conforman el paraje, por lo que existe una relación de 148 habitantes por hectárea.
Aun cuando no es tan perceptible, el análisis de la estructura de población comparativa de los años 1990 y 2000 respectivamente, arroja un decremento en la población infantil que va de los 0 a 14 años. Esto significa que hay un descenso de la población en su base piramidal. Esto es, mientras que este grupo de edad representaba el 40 por ciento de la población en 1990, para el año 2000, este mismo grupo de edad sólo representa el 34%. Por otra parte se observa un incremento de la población de 15 a 64 años de edad que representa actualmente el 62%, esto significa que las presiones sobre las variables de empleo y vivienda son mayores.
Respecto a los servicios educativos, abastecimiento y salud, la gente se desplaza al pueblo de San Nicolás y a la Delegación Magdalena Contreras por lo que puede decirse que estos problemas están cubiertos. Los principales problemas a los que se enfrenta la población son: la vialidad y transporte (falta de pavimentación, banquetas y mantenimiento); la ausencia de servicios de agua potable y recolección de basura y en menor medida problemas de inseguridad, invasión de terrenos y conflictos intervecinales, como puede observarse en las siguientes gráficas elaboradas, a partir del análisis estadístico que nos brindaron las AGEB.
A manera de conclusión podemos decir que las condiciones de irregularidad son determinadas por la indefinición legal, o bien por la ambigüedad de la condición legal del suelo, lo que lleva a gastos, tramites y juicios para determinar su condición legal, lo que incide en el proceso de rural-urbanización de la zona de estudio, que genera condiciones de pobreza, marginalidad y exclusión social, además de escasez de servicios e infraestructura para mejorar las condiciones de vida.
Uno de los principales problemas que afecta a la colonia es el crecimiento de la mancha urbana sobre áreas no aptas[2], que genera distintos conflictos en cada una de las zonas diferenciadas; de seguir esta tendencia de ocupación se incrementará la problemática en el resto de la colonia, sobretodo respecto a la demanda de infraestructura y servicios, los cuales son deficientes.
Es muy probable que la zona de riesgo siga siendo ocupada, por lo que es necesario tomar medidas de prevención para un posible desastre, por las condiciones precarias de esta área, es necesario que autoridades no solo realicen desalojos y reubicaciones constantemente, sino que adopten medidas de prevención y educación ante el riesgo como pueden ser, creación de albergues, primeros auxilios y campamentos de ayuda.
En el casco viejo además de que se incrementarán los problemas con los servicios e infraestructura, se puede esperar un aumento en los problemas sociales, debido a la inseguridad. Es poco factible una consolidación como centro de barrio, debido a la dependencia que éste tiene respecto al pueblo de San Nicolás, pero se observa un incremento en la actividad comercial en pequeño.
Debido a que la zona de transición está ocupada con viviendas que presentan un mayor nivel económico, se espera que ésta sea la única zona en que los servicios e infraestructura serán mejores a corto plazo.
La presencia de cultivos en la zona rural no es tan significativa además de que para los campesinos del lugar no es una actividad económica fundamental sino más bien complementaria, por esta razón es probable que se incremente el número de terrenos ejidales o comunales en venta (de manera irregular, puesto que no se cubren con las formalidades que la ley agraria señala) para la construcción de vivienda, a pesar de esto, hay también un proceso de invasión de predios en aquellos terrenos agrícolas que aún son muy productivos, con lo que poco a poco se está mermando esta actividad económica indispensable para la alimentación.
[1] En los años de 1924 y 1936 respectivamente se dotó a San Nicolás Totolapan de tierras ejidales con 2 mil 704 hectáreas, luego que se declararon “apócrifos” los títulos virreinales de 1535: el Códice Techialoyan y una Merced Real de 1563. Sin embargo una revisión solicitada que impugnó dicha resolución acaba de declararlos auténticos de acuerdo con el Archivo General de la nación, por lo que quedaron 300 hectáreas libres, motivo de disputa entre ambas poblaciones.
[2] Por no aptas, se entiende aquellas zonas que presentan condiciones física adversas, que son parte de la zona de conservación o que pueden ser utilizadas para otra actividad económica, es decir, que no tienen la aptitud territorial de uso habitacional.
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